lunes, 26 de agosto de 2013

Salvado y Santificado por Fe (Por Neil Anderson)


El apóstol Pablo escribió: "sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado" (Rom. 6:6). El apóstol está diciendo que hay algo que debemos saber, no algo que debemos hacer, y el verbo está en tiempo pasado. Los creyentes en dificultades tratan de hacer morir al viejo hombre, pero no lo logran. ¿Por qué no? ¡Porque ya está muerto! Usted no puede hacer por usted mismo lo que Cristo ya ha hecho por usted. Dado que muchos cristianos no viven la vida abundante, incorrectamente se preguntan: "¿qué tiene que ocurrir para que esto sea verdad?" Lo único que tenía que suceder para que eso fuera verdad pasó hace casi dos mil años, y la única manera de ser partícipe de ello es por fe.

Un pastor muy querido que escuchó de nuestro ministerio pidió una cita. Él dijo: "He luchado durante veintidós años en el ministerio, y finalmente creo que sé cuál es la respuesta. En mi tiempo de devocional leí: "Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios " (Col. 3:3). "Eso es todo, ¿no?". Yo le aseguré que así era. Entonces preguntó: "¿Cómo puedo hacer eso?" Sugerí que leyera el pasaje un poco más lento. Durante veintidós años ha estado tratando desesperadamente de llegar a ser alguien que ya es, y tal es el caso de muchos otros creyentes. No es lo que hacemos lo que determina quienes somos, sino lo que somos determina lo que hacemos. No trabajamos en la viña con la esperanza de que algún día Dios nos ame. Dios nos ama y es por eso que trabajamos en la viña. No servimos a Dios con la esperanza de que algún día Dios nos acepte. Ya somos aceptos en el Amado; es por eso que le servimos.

Necesitamos aprender a aceptar lo que Dios dice que es verdad y vivir de acuerdo con ello por fe. Cuando lo hacemos se refleja en nuestra experiencia. Si tratamos de hacer lo que Dios dice que es verdad por medio de nuestra experiencia, nunca lo lograremos. Pablo señala la inutilidad de esa manera de pensar en Gálatas 3:2-3 "Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne?". Somos salvados por fe, y caminamos o vivimos por fe. Hemos sido santificados por fe, y estamos siendo santificados por fe. No somos ni salvados ni santificados por la forma en que nos comportamos. Nuestro comportamiento es sólo un reflejo de lo que estamos eligiendo creer.

Por Neil Anderson

domingo, 25 de agosto de 2013

Él nos busca (Por Charles Spurgeon)


Ezequiel 34:11 "Porque así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo, yo mismo iré a buscar mis ovejas, y las reconoceré."

Esto hace al principio cuando Sus elegidos son como ovejas descarriadas que no conocen al pastor ni al rebaño. ¡Cuán maravillosamente encuentra el Señor a Sus elegidos! Jesús es grandioso tanto en Su carácter de un pastor rastreador como de un pastor salvador. Aunque muchos de aquellos que Su Padre le dio, hubieran llegado tan cerca de las puertas del infierno como hubieran podido hacerlo, sin embargo, el Señor, tras buscar y buscar, los descubre y se acerca a ellos en la gracia. Él nos ha reconocido: tengamos buena esperanza por aquellos que son puestos en nuestros corazones para que oremos por ellos, pues Él los encontrará también.

El Señor repite este proceso cuando cualquier miembro de Su rebaño se extravía de los pastos de la verdad y de la santidad. Podrían caer en grave error, en triste pecado, y dureza atroz; mas, sin embargo, el Señor, que se ha convertido en una garantía en favor de ellos ante Su Padre, no tolerará que ninguno de ellos llegue tan lejos como para que perezca. Él, por Su providencia y por Su gracia, los seguirá a tierras extrañas, a moradas de pobreza, a cuevas de oscuridad, a profundidades de desesperación; Él no perderá a ninguno de los que Su Padre le ha dado. Para Jesús, buscar y salvar a todo el rebaño, es, sin ninguna excepción, un asunto de honor. ¡Qué promesa tengo para argumentar con ella, si en esta hora me veo forzado a clamar: "Yo anduve errante como oveja extraviada."!

Por Charles Spurgeon

sábado, 24 de agosto de 2013

Dios no me fallará (Por Charles Spurgeon)


Josué 1:5 "Estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé."

Esta palabra para Josué es citada con frecuencia; es la base de aquella palabra del Nuevo Testamento: "No te desampararé, ni te dejaré"

Amados, tenemos ante nosotros una vida de guerra, pero el Señor de los Ejércitos está con nosotros. ¿Somos llamados a ser conductores de un pueblo grande pero veleidoso? Esta promesa nos garantiza toda la sabiduría y prudencia que hubiéremos de necesitar. ¿Tenemos que contender con enemigos astutos y poderosos? Aquí encontramos fuerza y valor, destreza y victoria. ¿Tenemos una gran herencia por conquistar? Por este signo alcanzaremos nuestro propósito; el Señor mismo está con nosotros.

Sería terrible en verdad para nosotros que Jehová nos fallara; pero, como esto no puede suceder, los vientos del desasosiego son apaciguados en las cavernas de la divina fidelidad. En ninguna ocasión nos abandonará el Señor. No importa lo que suceda, Él estará a nuestro lado. Los amigos nos abandonan, y su ayuda es como una lluvia en Abril; pero Dios es fiel, Jesús es el mismo por siempre, y el Espíritu Santo mora en nosotros.

Vamos, corazón mío, has de tener calma y esperanza el día de hoy. Las nubes podrían cernirse sobre nosotros, pero el Señor puede disiparlas. Puesto que Dios no me fallará, mi fe no ha de fallar; y, puesto que Él no me abandonará, yo tampoco lo abandonaré a Él. ¡Oh, que el Señor nos conceda una fe tranquila!

Por Charles Spurgeon

viernes, 23 de agosto de 2013

En Cristo (Por Neil Anderson)


Juan 3:3 ...De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.

Estar en Cristo y todo lo que significa para la madurez y libertad cristiana, es el gran tema del Nuevo Testamento. Por ejemplo, en los seis capítulos del libro de Efesios hay 40 referencias a estar en Cristo y a tener a Cristo en ti. Para cada referencia de Cristo estar en ti hay 10 de estar en Cristo. Estar en Cristo es el elemento más crítico de nuestra identidad.

Pero no nacimos en Cristo. Nacimos en pecado gracias al primer Adán. ¿Cuál es el plan de Dios para transformarnos de estar en Adán a estar en Cristo? Debemos nacer de nuevo (Juan 3:3) El nacimiento físico sólo nos da vida física. La vida espiritual, la vida eterna que Cristo promete a aquellos que vienen a Él, sólo se gana a través del nacimiento espiritual (Juan 3:36)

¿Qué significa estar vivo espiritualmente en Cristo? En el momento que naciste de nuevo tu alma se unió a Dios de la misma forma que Adán estuvo en unión con Dios antes de la caída. Tu unión espiritual con Dios está completa y es eterna porque la ha provisto Cristo, el último Adán. Mientras Cristo siga vivo espiritualmente, tú permanecerás vivo espiritualmente, y eso es por la eternidad.

Contrario a lo que muchos cristianos creen, la vida eterna no es algo que obtienes cuando mueres. Tú estás vivo espiritualmente en Cristo en este momento. Así es como pudiste estar en unión con Dios, al nacer de nuevo espiritualmente. Nunca estarás más vivo espiritualmente de lo que estás ahora. La única cosa que cambiará cuando mueras físicamente es que cambiarás tu cuerpo viejo terrestre por uno nuevo. Pero tu vida espiritual en Cristo, la cual comenzó cuando confiaste personalmente en Él, simplemente continuará.

La salvación no es una añadidura futura, es una transformación presente. Y esa transformación ocurre en el nacimiento espiritual no en la muerte física. La Palabra de Dios promete: "El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida" (1Juan 5:12) La vida eterna es algo que posees en este momento porque están en Cristo. Créelo y regocíjate en ello.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Gracias Señor porque mi vida eterna es una realidad presente. Me regocijo en esta maravillosa seguridad y garantía, en Cristo Jesús, amén.

jueves, 8 de agosto de 2013

Cara a cara con Dios (Por Charles Swindoll)


Eclesiastés 12:4 Dios traerá cada acto a juicio, todo lo que se oculta, si es bueno o malo.

Si Dios dice que va a traer cada acto a juicio... sé que lo hará. No sé Su método y francamente eso no me preocupa. Lo que debe importarnos es que Él lo hará.

De alguna manera en el momento exacto de Dios y a Su manera, Él nos mostrará toda nuestra vida.

Tiene mucho sentido para mí que el que nos ha hecho tiene todo el derecho de pedirnos cuentas.

No podemos vivir la vida irresponsablemente y salirnos con la nuestra. No somos libres para darle rienda suelta a la vida, guiñarle a Dios pensando que sin importar nada, ese amoroso Dios en el cielo bostezará y nos dará unas palmadas en la cabeza y dirá "todo va a estar bien" NO, no funciona así.

Nuestro viaje se dirige a una parada repentina. Y solos de pie, cara a cara con Dios, en ese momento trascendental, daremos cuentas de la vida que vivimos.

¡Qué pensamiento tan sobrio y serio!

Por Charles Swindoll

miércoles, 7 de agosto de 2013

Queremos Alivio (Por Charles Swindoll)


Salmo 116:1-2 Amo a Jehová, pues ha oído mi voz y mis súplicas; porque ha inclinado a mí su oído; Por tanto, le invocaré en todos mis días.

¿Alguna vez te has encontrado diciendo algo como esto?

"Señor, te doy mi vida, pero estoy preocupado hasta la muerte por este asunto, esta persona, esta circunstancia, esta situación incómoda. Me siento atrapado Señor. Quiero descanso, ¡necesito descanso! Y si no lo traes pronto... bueno ya me cansé. Siento que voy a dejarlo todo"

Puedes dejarlo, mi amigo pero no hay atajos.

Aquí hay un mejor plan: toma la mano de tu Guía, Él es el Señor del desierto, aún tu desierto. El objeto más precioso del amor de Dios es Su hijo en el desierto. Si fuera posible, tú significas más para Él en este tiempo que en cualquier otro.

Tú eres su amado estudiante tomando Sus cursos más difíciles. Él te ama con amor infinito.

Por Charles Swindoll

martes, 6 de agosto de 2013

Un Nuevo Corazón (Por Neil Anderson)


De acuerdo con las Escrituras, el centro de la persona es el corazón. En nuestro estado natural "Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso" (Jer. 17:9). Es engañoso porque nació así y ha sido condicionado desde el momento del nacimiento por el engaño de un mundo caído, y no por la verdad de la Palabra de Dios. De acuerdo con Proverbios 4:23, el corazón es el "manantial de donde mana la vida" en el cual la maldad no debe echar raíces. Por ejemplo, esa es la razón por la que debemos perdonar desde el corazón y no permitir que una raíz de amargura se origine, por la cual muchos puedan ser contaminados (Hebreos 12:15). No va a encontrar un pasaje similar en el Nuevo Testamento que describa al corazón de los creyentes de la misma manera como lo hizo Jeremías, porque nos ha sido dado un espíritu nuevo y un corazón nuevo (Ezequiel 11:19; 36:26).

El creyente es descrito como una nueva creación con una nueva vida que tiene nuevos deseos y un nuevo rumbo. La disposición del corazón de un verdadero creyente está orientada hacia Dios. Aunque todavía pecamos, este pecado se relaciona con un nivel más en la superficie de nuestro ser. La carne va a actuar contrario a la persona real del nuevo corazón. A pesar de que todavía podemos elegir vivir según la carne, hacer esto no cambia la naturaleza real del corazón ni nuestra identidad en Cristo.

H. Wheeler Robinson contó 822 usos de la palabra corazón refiriéndose a algún aspecto de la personalidad humana. De acuerdo con su clasificación, 204 de los pasajes estaban relacionados con la mente, 195 con la voluntad, y 166 con la emociones. Piense en el corazón como el centro de nuestro verdadero ser en lugar de la sede de nuestras emociones. Cuando la verdad entra en el corazón, inmediatamente impacta el afecto y acciona la voluntad.

Intelectualmente podemos reconocer la verdad de tal manera que nunca toque nuestro corazón. La escuela quiere ampliar la mente, pero Dios quiere agrandar el corazón. Usted puede saber sobre teología y ser arrogante, pero ¡no se puede conocer a Dios y ser arrogante! El conocimiento envanece, mas el amor edifica (1 Cor. 8:1). Tener el conocimiento como meta es un problema muy grande en la educación cristiana. Se distorsiona el propósito para el cual fue diseñado. "Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida" (1 Tim. 1:5).

Por Neil Anderson

lunes, 5 de agosto de 2013

A la Gloria Suya (Por Charles Spurgeon)


Filipenses 3:21 "El cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya."

Con frecuencia, cuando somos atormentados por el dolor y nos descubrimos incapaces de pensar o de adorar, sentimos que, en verdad, este es "el cuerpo de la humillación nuestra"; y cuando somos tentados por las pasiones que surgen de la carne, no creemos que la palabra "humillación" sea una traducción demasiado vigorosa en absoluto. Nuestros cuerpos nos humillan; y eso es todo lo mejor que hacen por nosotros. ¡Oh, que fuéramos debidamente humildes, pues nuestros cuerpos nos asemejan a los animales, e incluso nos ligan con el polvo!

Pero nuestro Salvador, el Señor Jesús, cambiará todo esto. Seremos transformados a semejanza de Su propio cuerpo de gloria. Esto lo experimentarán todos aquellos que creen en Jesús. Por fe sus almas han sido transformadas, y sus cuerpos experimentarán una renovación tal que los adaptará a sus espíritus regenerados. Qué tan pronto ocurra esta grandiosa transformación, no podríamos decirlo; pero su pensamiento debería ayudarnos a soportar las tribulaciones de hoy, y todas las aflicciones de la carne. En breve, seremos como Jesús es ahora. No más rostros adoloridos, no más miembros hinchados, no más ojos apagados, no más corazones desfallecidos. El viejo no será más un manojo de debilidades, ni el enfermo una masa de agonía. "Semejante al cuerpo de la gloria suya." ¡Qué expresión! ¡Aun nuestra carne descansará en la esperanza de una tal resurrección!

Por Charles Spurgeon

domingo, 4 de agosto de 2013

Le Conocemos (Por Charles Spurgeon)


Jeremías 31:34  "Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová."

En verdad, prescindiendo de cualquier otra cosa que no sepamos, nosotros conocemos al Señor. Este día esta promesa es verdadera en nuestra experiencia, y no es una pequeña promesa. El más pequeño creyente entre nosotros conoce a Dios en Cristo Jesús. No tan plenamente como quisiéramos; mas, sin embargo, verdadera y realmente conocemos al Señor. No sólo conocemos doctrinas acerca de Él, sino que lo conocemos ÉL. Él es nuestro Padre y nuestro Amigo. Somos Sus conocidos personales. Podemos decir: "Señor mío, y Dios mío."

Gozamos de estrecha comunión con Dios, y pasamos muchas temporadas felices en Su santa compañía. Ya no somos más extraños para nuestro Dios, sino que el secreto del Señor está con nosotros.

Esto es más de lo que la naturaleza podría habernos enseñado. La carne y la sangre no nos han revelado a Dios. Cristo Jesús ha dado a conocer al Padre a nuestros corazones. Sí, entonces, el Señor ha hecho que lo conozcamos, ¿no es esto la fuente de todo conocimiento salvador? Conocer a Dios es la vida eterna. Tan pronto como llegamos a conocer a Dios, tenemos la evidencia de ser resucitados a una vida nueva. ¡Oh, alma mía, regocíjate con este conocimiento, y bendice a tu Señor todo este día!

Por Charles Spurgeon

sábado, 3 de agosto de 2013

Desinflando el Orgullo (Por Charles Swindoll)

Isa 51:1 Oídme, los que seguís la justicia, los que buscáis a Jehová. Mirad a la piedra de donde fuisteis cortados, y al hueco de la cantera de donde fuisteis arrancados.


En el texto hebreo, la palabra cantera realmente se refiere a un agujero. En la versión Reina Valera leemos "hueco de la cantera"

Nunca te olvides del hoyo.

¡Qué gran consejo! Antes de que nos enamoremos de nuestra gran y elevada importancia, es una buena idea echar un vistazo al pasado, al hoyo del cual Cristo nos sacó.
No sólo pensemos en él, admitámoslo. Nuestro hoyo tiene una forma de mantenernos a todos al mismo nivel: como receptores de gracia.

Y no te engañes a ti mismo, aún aquellos que fueron levantados y admirados tienen hoyos de los cuales fueron rescatados.
  • Con Moisés fue el asesinato
  • Con Pedro fue la negación pública
  • Con Rahab fue la prostitución
La próxima vez que seamos tentados a envanecernos por nuestra importancia, sólo miremos al hoyo del cual salimos. Tiene una forma de desinflar nuestro orgullo.

Por Charles Swindoll

viernes, 2 de agosto de 2013

Comprendiendo la Gracia (Por Charles Swindoll)


Juan 1:14  Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad.

¿Qué es exactamente la gracia? ¿Y está limitada a la vida y ministerio de Jesús? Quizá te sorprenda saber que Jesús nunca usó la palabra en sí. Él sólo la mostró e igualmente importante, Él la vivió. Además, la Biblia nunca nos da una definición como tal aunque la gracia aparece a través de sus páginas, no solamente la palabra misma sino en numerosas demostraciones de ella. El entender lo que significa la gracia requiere que vayamos a un viejo término hebreo que significa doblarse o agacharse. Con el tiempo se incluyó la idea de un favor condescendiente.

Si has viajado a Londres, quizá hayas visto a la realeza. Si es así, quizá hayas notado la sofisticación, el aislamiento, la distancia. En ocasiones la realeza en Inglaterra hará noticia debido alguien en los rangos de nobleza se detendrá, se inclinará y tocará o bendecirá a un plebeyo. Eso es gracia. No hay nada en el plebeyo que merezca ser notado o tocado o bendecido por la familia real. Pero debido a la gracia en el corazón de la Reina, existe el deseo en ese momento de hacer una pausa, inclinarse para tocar o aún bendecir a alguien.
El antiguo pastor y estudioso de la Biblia Donald Barnhouse quizá lo describió mejor: "El amor que sube es adoración, el amor que va hacia el exterior es afecto, el amor que se inclina es gracia"

El mostrar gracia es extender un favor o bondad a alguien que no lo merece y nunca podría ganarlo. Recibir la aceptación de Dios por gracia siempre está en gran contraste con ganarla a base de las obras. Cada vez que el pensamiento de la gracia aparece, está la idea de ser inmerecida. De ninguna manera el receptor está recibiendo lo que merece. El favor simplemente se está extendiendo por la bondad del corazón del dador.

"Cuando el pensamiento de la gracia aparece, trae la idea de ser inmerecida"

Por Charles Swindoll

jueves, 1 de agosto de 2013

La Gran Misericordia de Dios (Por John MacArthur)


1 Ped 1:3 Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos

Debido a Su misericordia, Dios desea levantar a los pecadores de su condición lamentable.

Hace varios años estuve una semana en India, cada día vi incontables personas hambrientas, enfermas, y sin hogar viviendo en una calle sucia. No pude evitar sino sentir compasión y piedad por esas personas que vivían en tal miseria.

En un sentido espiritual, sin embargo, antes de que Dios nos salvara, éramos todos más patéticos que cualquier vagabundo en la India. Espiritualmente, estábamos "muertos en nuestros delitos y pecados y éramos por naturaleza hijos de ira  lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)" (Efe 2 :1, 3-5). Dios vio nuestra miserable condición y fue movido a hacer algo al respecto.

¿Cómo se compara la misericordia con la gracia? La misericordia tiene consideración de la condición miserable de una persona, la gracia tiene consideración a la culpa de un hombre, la que causó esa condición. Dios nos da misericordia para cambiar nuestra condición. Él nos da gracia para cambiar nuestra posición. Mientras que la gracia nos lleva de la culpa a la absolución, la misericordia nos lleva de la miseria a la gloria.

¿No te da gran alegría saber que Dios no sólo quitó tu culpa sino que te miró y tuvo compasión? Y no ha terminado de darnos misericordia "Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad" (Lam 3:22-23) Siempre podremos "acercarnos confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro" (Heb 4:16)

Por John MacArthur

miércoles, 31 de julio de 2013

La Medida de Gracia (por John MacArthur)


Rom 5:20 ...mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia

Dios colmará con gracia a los pecadores que verdaderamente se han arrepentido.

¿Alguna vez pecaste tan terriblemente que sentiste "realmente lo eché a perder, no hay manera de que Dios quiera perdonarme ahora"? Es fácil en ocasiones dejar que nuestros pecados pasados sean una carga constante para nosotros aún después de haberlos confesado y habernos arrepentido. Pablo tiene consuelo para aquellos que se sienten de esa manera, y ese consuelo está fundado en el poder y en la medida de la gracia de Dios para nosotros. Antes de su conversión, Pablo (conocido como Saulo) persiguió a la iglesia sin piedad (ver Hechos 8:3 y 9:1-2), él fue un "blasfemo y un perseguidor y asolador" (1 Tim 1:13 y Gal 1:13) Si alguien podía estar más allá de la gracia fue Pablo.

Pero Dios intervino y lo salvó (Hch 9:3-19) ¿Por qué? "Pero por esto" dice Pablo "fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna" (1 Tim 1:16) Si Dios perdonó a Pablo, Él perdonará a cualquiera que confiese sus pecados y se arrepienta. Si Él mostró abundante gracia a un incrédulo violento, Él también mostrará gracia sobre Sus hijos arrepentidos.

Dios no es tacaño con la gracia. Pablo celebra la gracia salvadora "con la cual nos hizo aceptos en el Amado" (Efe 1:6) y "las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros" (v 7-8) Hablando de la gracia sustentadora, Pablo dice "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra" (2 Cor 9:8) Nota las palabras que usa Pablo "toda gracia", "abunde" "todo lo suficiente" "todo" "abundéis" "toda buena obra" La gracia de Dios es inagotable y es dada tan libremente que las palabras no pueden expresarlo plenamente.

Grandes pecados requieren de gran gracia, pero Dios dará sobreabundante gracia a aquellos que buscan el perdón porque "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rom 5:20) No dejes que tus pecados pasados te agobien, aprende a descansar en la sobreabundante gracia de Dios.

Por John MacArhtur

martes, 30 de julio de 2013

El significado de la Gracia (Por John MacArthur)


Exo 34:6  Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad

La gracia de Dios es Su favor inmerecido mostrado a los pecadores.

La gracia de Dios siempre ha sido un punto de alabanza para los creyentes. El verso de hoy es citado varias veces en los Salmos y en otros lugares de la Escritura (por ejemplo: Neh 9:17,31, Salm 86:15, 103:8, 145:8) Pablo está agradecido por la gracia abundante de Dios en 1 Tim 1:14 y Juan escribe "Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia" (Juan 1:16) Hoy en día algunos de nuestros himnos favoritos son "Gracia Asombrosa" (Amazing Grace) "Maravillosa gracia de nuestro amado Señor" y "Maravillosa gracia de Jesús"

¿Qué es exactamente la gracia? Simplemente es el favor de Dios inmerecido, gratis y no ganado. Es un regalo dado por Dios no porque seamos dignos de él, sino solamente porque Dios, de Su gran amor, quiere darlo.

La gracia es evidente a los cristianos en dos formas principales. La primera es la gracia salvadora o que elije. Dios nos "salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos" (2 Tim 1:9) "por gracia hemos sido salvados por medio de la fe" (Efe 2:8) Esta es la gracia de Dios hacia los pecadores pues "cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia" (Rom 5:20)

Otra gracia en nuestras vidas es la gracia sustentadora o capacitadora. No sólo recibimos la gracia para ser salvados, ahora vivimos en la gracia. Es la gracia de Dios que nos capacita para vivir la vida cristiana. Cuando Pablo pidió que un "aguijón de la carne" (2 Cor 12:7) le fuera quitado, el Señor le dijo: "bástate mi gracia pues mi poder se perfecciona en la debilidad" (v9) En otro lugar dice Pablo "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil 4:13) Recuerda, no nos hemos ganado la gracia salvadora ni la sustentadora. Nada de lo que hagamos nos puede hacer dignos de un poquito de gracia. Dios dice: "tendré misericordia del que tenga misericordia" (Exo 33:19) Esta verdad debería hacernos más agradecidos porque Él nos salvó y nos sostiene a pesar de nuestro pecado. También debe hacernos humildes porque no tenemos nada de qué gloriarnos (Efe 2:9)

Por John MacArthur

jueves, 25 de julio de 2013

No Más Esclavos (Por Neil Anderson)


La esclavitud en los Estados Unidos fue abolida por la Decimotercera enmienda constitucional el 18 de diciembre de 1865. ¿Cuántos esclavos había el 19 de diciembre de 1865? En realidad, ni uno, pero muchos seguían viviendo como esclavos. Algunos continuaban porque jamás habían conocido la verdad de que eran realmente libres. Algunos no creyeron la verdad y continuaron viviendo como les habían enseñado. Otros razonaban que, ya que seguían haciendo las mismas cosas que hacían cuando eran esclavos, entonces debían seguir siendo esclavos. Mantenían su identidad de esclavos por las cosas que hacían. Como aún se sentían como esclavos, no querían ser hipócritas e ir en contra de sus emociones. Después de todo, sus emociones siempre les han dicho la verdad y ser libres en Cristo es sólo una verdad posicional, ¡no una verdad tangible!

Uno de los que fueron esclavos, sin embargo, escucho las buenas noticias y las recibió con gran gozo. Verificó la validez de la enmienda y encontró que ésta emanaba de la autoridad suprema. No sólo eso, sino que le costó a la autoridad suprema un gran precio, que con gusto pagó. Como resultado, la vida del esclavo fue transformada. Él correctamente razonó que sería hipócrita creerle a sus emociones y no a la verdad. Determinó vivir de acuerdo con lo que él sabía que era verdad, y sus experiencias comenzaron a cambiar radicalmente. Se dio cuenta de que su antiguo dueño ya no tenía autoridad sobre él y no necesitaba obedecerlo. Gozoso sirvió a aquel que lo hizo libre.

Cristo hizo dos cosas por aquellos que estaban bajo el yugo de la esclavitud. Primero, redimió a aquellos que estaban bajo la ley. Los judíos estaban esclavizados bajo todo el sistema Mosáico. Era la esclavitud del legalismo. Segundo, la encarnación, muerte, y resurrección de Cristo aseguró para todo los creyentes su derecho de nacimiento como hijos. "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo"  (Gal. 4:6-7). Los verdaderos creyentes pueden no sentirse libres del pecado, ni sentirse como hijos de Dios, pero realmente lo son. El Espíritu Santo vive en el corazón de cada creyente garantizando nuestra posición en la familia de Dios. El Espíritu mueve al creyente a orar: "Abba, Padre". La palabra Abba es la palabra aramea para Padre. Usualmente la usaban los niños pequeños para referirse a sus padres. Sería parecida a la palabra castellana "papá". Ésta implica intimidad y confianza contraria a esclavitud y legalismo.

Por Neil Anderson

miércoles, 24 de julio de 2013

Una Nueva Persona en Cristo


El Apóstol Pablo escribió en Rom. 6:6 que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo. Esto fue un acto decisivo y definitivo en el pasado del creyente. En Col. 3:9-10, Pablo exhorta a los creyentes a que dejen de vivir en los viejos pecados de sus vidas pasadas: "habiéndonos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo". Pablo hace una exhortación similar en Ef. 4:22-24; "En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad".

En Rom. 6:6, Col. 3:9-10, Pablo claramente enseña una acción pasada sin lugar a dudas, que ocurrió en el momento en que nacimos de nuevo, pero el pasaje en Efesios implica una acción continua de nuestra parte. El viejo yo fue crucificado con Cristo (santificación posicional), pero como creyentes tenemos que hacer nuestra parte despojándonos del viejo yo y revestirnos del nuevo yo (santificación progresiva). Ésta no es una exhortación para hacer nuevamente por nosotros mismos lo que Cristo ya hizo por nosotros. Pablo está diciendo que somos nuevas personas en Cristo que necesitamos convertirnos en la práctica en lo que Dios ya nos hizo. Debemos de tener la voluntad de no dejar que nuestra "vieja manera de vivir" impacte en quienes somos nosotros ahora.

Esta metamorfosis espiritual es ilustrada en la situación apremiante de la oruga. Esta pequeña criatura rastrera tiene el instinto de subir a lo más alto que pueda por sus propias fuerzas, usualmente a la rama de un árbol. Ahí teje un pequeño botón que forma la coyuntura para el capullo que crea girando sobre ella misma mientras pende de cabeza. La oruga entonces deja de existir, y una milagrosa transformación ocurre. La oruga se ha "crucificado" a sí misma para "resucitar" como mariposa. La oruga se despojó de todo lo que era para convertirse en todo aquello que el Creador la había diseñado que fuera.

 La oruga no puede recibir el crédito de haberse convertido en una mariposa más de lo que nosotros podemos recibir el crédito de convertirnos en hijos de Dios, lo cual nos es imputado por la gracia de Dios. Imagine qué pasaría con el crecimiento de la nueva mariposa si eligiera creer que todavía es una oruga y continuara arrastrándose en lugar de volar. La mariposa nunca alcanzaría su potencial, y tampoco nosotros si no creemos que somos nuevas criaturas en Cristo, y aprendemos a vivir de acuerdo a ello.

Por Neil Anderson

martes, 23 de julio de 2013

Los Tres Tiempos Verbales de la Santificación


He mencionado anteriormente que la salvación para un creyente es pasada (Ef. 2:8; 2 Tim. 1:8-9), presente (1 Co. 1:18; 2 Co. 2:5), y futura (Ro. 5:9-10; He. 9:28). En otras palabras, hemos sido salvados, estamos siendo salvados, y algún día seremos completamente salvos de la ira venidera. La salvación no estará completa sino hasta que recibamos nuestros cuerpos resucitados y estemos completamente en la presencia de Dios. La santificación también ocurre en las Escrituras en tiempo pasado (1 Co. 1:2; 6:12, Hech. 20:32), presente (Rom. 6:22; 2 Co. 7:1), y futuro (Ef. 5:25-27; 1 Tes. 3:12-13). En otras palabras, hemos sido santificados, estamos siendo santificados y algún día seremos plenamente santificados. El proceso de la santificación comienza en el momento del nuevo nacimiento y acaba en el cielo, cosa que todos esperamos.

La santificación pasada se ha denominado comúnmente santificación posicional. La santificación presente usualmente se le llama santificación progresiva o experiencial. Debemos de ser cuidadosos de no sobre enfatizar uno de los tiempos verbales a costa de los otros. El movimiento de la santidad se ha enfocado casi exclusivamente en la santificación posicional haciendo que algunos entiendan a la santificación como algo ya finalizada. Un hombre me vio directamente a los ojos y me dijo: "No he pecado en veinte años". Yo le contesté: "¿De verdad? Si yo le preguntara a su esposa, ¿estaría ella de acuerdo con tal aseveración?" Tal creencia puede llevar a la hipocresía. "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros" (1 Juan 1:8). Atención, es importante notar que "tener pecado" y "ser pecador" son conceptos completamente diferentes.

La teología que yo aprendí era más Reformada y se centraba más en la santificación progresiva, lo cual hacía al término casi sinónimo con el crecimiento cristiano o la madurez. La tendencia de esta visión es a referirse a la santificación pasada como simplemente una verdad posicional, como si ésta no tuviera importancia. Esto resulta en que algunos pasen el resto de sus vidas intentando convertirse en algo que ya son. La santificación posicional es realmente verdadera, y es la base de la santificación progresiva. Como creyentes nacidos de nuevo, no estamos intentado convertirnos en hijos de Dios, somos hijos de Dios que nos estamos volviendo más como Cristo. La santificación progresiva es el proceso de trabajar en nuestra salvación por fe, aquello que Dios ya ha trabajado en nosotros. Es volverse como Cristo.

Saber esto es extremadamente importante ya que la santificación es la voluntad de Dios para nuestras vidas (1 Tes. 4:3). A Él no le afecta si usted es carpintero, plomero o ingeniero, pero sí le importa qué clase de carpintero, plomero o ingeniero es usted. Él puede guiarlo en la selección de su profesión, pero Su voluntad es que usted se parezca a Él no importando lo que usted haga. Si usted no está en el camino de la santificación, Dios puede interrumpir sus planes para regresarlo al camino.

Por Neil Anderson

lunes, 22 de julio de 2013

La Batalla de la Mente (Por Neil Anderson)


Rom 7:25, 8:1  Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.

Romanos 7:22-23 señala el campo de batalla de contienda entre el pecado y yo: "Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros"

¿Dónde reside mi deseo de hacer el bien? Pablo usa la frase "el hombre interior" refiriéndose a mi nuevo yo donde mi espíritu y el Espíritu de Dios están en unión. Esta es la parte eterna de mí. ¿Y dónde libra el pecado su guerra para impedirme que yo haga lo que realmente quiero hacer? En los miembros físicos de mi cuerpo (Sant 4:1) El pecado opera a través de mi carne, la que aprendió la independencia y que continúa promoviendo la rebelión en contra de Dios. Esta es la parte temporal de mí. ¿Dónde entonces estos dos oponentes libran la guerra (Gál 5:17)? El campo de batalla es mi mente. Es por ello que es tan importante que aprendamos a renovar nuestras mentes (Rom 12:2) y a llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo (2Cor 10.5)

Pablo concluyó su descripción de contienda entre el pecado y el nuevo hombre con la exclamación: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Rom 7:24) Nota que no dijo: "¡hombre pecador que soy!" Miserable se refiere a que no hay nadie más miserable que la persona que le ha permitido al pecado reinar en su cuerpo mortal. Si usamos nuestros cuerpos como instrumentos de iniquidad, le damos al diablo entrada en nuestras vidas y él sólo trae miseria.

Las buenas noticias es que a Romanos 7:24 le sigue Romanos 7:25 y Romanos 8:1 "¡Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro!... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús"

La batalla por la mente es una batalla que se puede ganar.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Gracias Jesús por conocerme, entenderme y proveerme de una forma de escape para cada posible tentación.

domingo, 21 de julio de 2013

Los cristianos son santos que pecan (Por Neil Anderson)


Los creyentes han sido "llamados a ser santos" (Rom. 1:7), esto es, somos santos por Su llamamiento. Note que Pablo le escribe "a los santos" en Éfeso (Ef. 1:1) y Filipos (Fil. 1:1). Un santo no es alguien que se ha ganado su noble título viviendo de manera ejemplar o llegando a cierto nivel de madurez. En la Biblia, todos los creyentes son descritos como "santos" (por ejemplo 1 Co. 1:2; 2 Co 1:1). Ser un santo no necesariamente refleja cierta medida de crecimiento de carácter en el presente, pero sí identifica a aquellos que están rectamente relacionados con Dios. En las Escrituras los creyentes son llamados "santos", "santificados" o "justificados" más de 200 veces. En contraste, los incrédulos son llamados "pecadores" más de 300 veces. Claramente, el término "santo" se usa en las Escrituras para referirse a los creyentes mientras que "pecador" se usa para los no-creyentes.

A pesar de que el Nuevo Testamento enseña que los creyentes pueden, y de hecho pecan, nunca identifica de manera clara a un creyente como un "pecador". La referencia de Pablo a él mismo como "el primero de los pecadores" parecería contradecir su enseñanza (1 Tim 1:15-16). A pesar del uso del tiempo verbal presente por parte del Apóstol hay muchas razones, sin embargo, por las cuales Pablo se está refiriendo a su oposición al Evangelio antes de su conversión.

Primero, la referencia a él mismo como "pecador" es para sustentar la primera parte del versículo, "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores" (1 Tim. 1:15). La referencia a "los impíos y pecadores" unos versículos antes (v. 9) junto con los otros usos Neo Testamentarios del término "pecadores" para aquellos que están fuera de la salvación muestra que los "pecadores" que Cristo vino a salvar estaban fuera de la salvación.

Segundo, la referencia de Pablo a él mismo como "pecador" es inmediatamente seguida por la aseveración: "Pero por esto fui (tiempo pasado) recibido a misericordia" (v. 16), claramente señala hacia el evento pasado de su conversión. Pablo, el primero de los pecadores, se usa a él mismo como ejemplo de la ilimitada paciencia de Dios. Dada su actividad pasada, Pablo se consideraba a él mismo no merecedor de lo que, por la gracia y misericordia de Dios, él era en el presente, un apóstol que no era en nada "menos que aquellos grandes apóstoles" (2 Cor. 12:11).

Tercero, a pesar de que declarando que él era el "primero" de los pecadores, al mismo tiempo, el apóstol, declara que Cristo le ha dado la fortaleza para el ministerio considerándolo "fiel" o "fidedigno" para el ministerio al cual fue llamado (v. 12). El término "pecador", por lo tanto, no describe su presente posición como creyente, más bien, se usa para recordar aquello que fue antes de que Cristo lo tomara.

Como creyentes, no estamos intentando volvernos santos, somos santos que se están asemejando a Cristo. Ser santo es parte de nuestra santificación posicional. En ninguna manera niega la continua batalla contra el pecado. Los cristianos pueden elegir pecar, y muchos están dominados por la carne y engañados por el diablo. Como pecan, queremos llamarles pecadores, pero lo que hacemos no determina quienes somos. Decirles a los cristianos que son pecadores y luego disciplinarlos si no actúan como santos es contraproducente en el mejor de los casos e inconsistente con la Biblia, en el peor de ellos. Creer quiénes somos realmente en Cristo determina lo que hacemos.

Por Neil Anderson

sábado, 20 de julio de 2013

Crucificado juntamente con Cristo (Por Neil Anderson)


Pablo dijo: "soy muerto para la ley" (Gal. 2:19), porque "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí" (v. 20). Esto es únicamente posible gracias a nuestra unión con Cristo. El Apóstol Pablo identifica a cada creyente con Cristo:
  • En Su muerte (Ro. 6:3,6; Col. 3:1-3)
  • En Su sepultura (Ro. 6:4)
  • En Su resurrección (Ro. 6:5,8,11)
  • En Su ascensión (Efesios 2:6)
  • En Su vida (Ro. 6:10-11)
  • En Su poder (Ef. 1:19,20)
  • En su herencia (Ro. 8:16-17; Ef. 1:11-12)
Cuando Pablo dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado", él, literalmente, se refiere a haber sido y continuar siendo crucificado juntamente con Cristo. La vida eterna que recibimos en el momento de la salvación fue la vida eterna de Cristo, "para que el cuerpo del pecado sea destruido" (Ro. 6:6). El "cuerpo de pecado" se refiere a la persona o ser (viviendo en forma corporal) que está bajo la ley y el dominio del pecado. Esta persona fue "destruida" al ser crucificada con Cristo. El término griego "destruida" se podría traducir de igual manera como "hecho inefectivo o impotente" "traído a su fin"  o "ser liberado de". Nuestro viejo yo era esclavo del pecado y por lo tanto utilizaba toda nuestra existencia corporal para servicio del pecado y su dominio. Ese viejo yo ha muerto juntamente con Cristo. Ahora, un nuevo yo existe, el cual no está ya bajo el dominio del pecado.

El pecado reina a través de la muerte, por lo tanto la manera de liberarse del pecado es a través de la muerte (Ro. 6:6). Por lo tanto, si una persona muere, el pecado pierde dominio sobre esa persona. Ya que el creyente ha muerto juntamente con Cristo (participando juntamente con Él en Su muerte al pecado), el creyente es libre del domino del pecado y vive una nueva vida de libertad. He tratado con muchos cristianos que han creído las mentiras de Satanás de que la única manera de liberarse del pecado y de los demonios es morir físicamente, esto es, terminar ellos mismos su vida; pero los verdaderos creyentes ya han muerto juntamente con Cristo quien es el único que puede conquistar el pecado y la muerte. Tome nota de que la muerte es el final de una relación no de la existencia. De acuerdo con Pablo, estamos vivos en Cristo y muertos al pecado (Ro. 6:11). En Cristo, el pecado y la muerte ya no tienen dominio sobre nosotros.  La muerte física todavía es inminente, pero continuaremos viviendo espiritualmente aun si morimos físicamente. El pecado sigue estando presente y sigue siendo atractivo, pero no tenemos que ceder ante él. La ley de la vida en Cristo Jesús nos ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Créalo y viva de acuerdo con ello.

Por Neil Anderson

lunes, 15 de julio de 2013

Un santo que lucha (Por Neil Anderson)


Rom 7:15 porque lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.

Quizá la descripción más vívida de la lucha con el pecado que se lleva a cabo en la vida del creyente se encuentra en Romanos 7:15-25, en los versículos 15 y 16 Pablo describe el problema: porque lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.

Nota que sólo hay un jugador en estos dos versículos, el "yo" mencionado nueve veces. 

Nota también que esta persona tiene un buen corazón, está de acuerdo con la ley de Dios. 

Pero este cristiano de buen corazón tiene un problema de comportamiento. Él conoce lo que se supone que debe hacer, pero por alguna razón, no puede. Él está de acuerdo con Dios pero termina haciendo las cosas que odia.

Los versículos 17-21 descubren la razón de este problema de comportamiento: "de manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí... si estoy haciendo lo mismo que no quiero, yo no lo estoy haciendo, sino el pecado que mora en mí" ¿Cuántos jugadores hay ahora? Dos: "el pecado y yo" pero el pecado claramente no soy yo, sólo habita en mí. El pecado me impide hacer lo que quiero hacer.

¿Estos versos dicen que no soy bueno, que soy malo o que soy pecado? Absolutamente no. Ellos dicen que tengo algo dentro de mí que no es bueno, es malo y pecaminoso, pero no soy yo. Si tengo una astilla en mi dedo, puedo decir que tengo algo en mí que no es bueno. Pero no soy yo el que no es bueno, yo no soy la astilla. La astilla que está clavada en mi dedo no es buena. Yo no soy pecado y no soy un pecador. Soy un santo luchando con el pecado que me ocasiona hacer cosas que no quiero hacer.

Rom 6:12 nos dice que es nuestra responsabilidad no permitir que el pecado reine en nuestras vidas. El pecado reinará si usamos nuestros cuerpos como instrumentos de injusticia (Rom 6:13) Debemos renunciar a tal uso y someter nuestros cuerpos a Dios como instrumentos de justicia.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Gracias Señor porque no tengo que pecar. Tú has hecho posible para mí el que controle el poder del pecado sobre mí. Tú me liberaste de la paga del pecado y me has bendecido con el regalo de la vida eterna en Cristo, amén.

domingo, 14 de julio de 2013

No tengas miedo (Por Charles Spurgeon)


Hechos 18:10 "Yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal."

Mientras el Señor tenía trabajo para Pablo en Corinto, la furia de la turba fue contenida. Los judíos se oponían y blasfemaban; pero no podían detener la predicación del Evangelio ni la conversión de los oyentes. Dios tiene poder sobre las mentes más violentas. Dios hace que la ira del hombre le alabe cuando irrumpe, pero manifiesta aún más Su bondad cuando la reprime; y puede reprimirla. "A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste."

Por tanto, no sientan ningún miedo del hombre si saben que están cumpliendo con su deber. Prosigan con firmeza, como Jesús lo habría hecho, y quienes se oponen serán como una caña cascada y como un pabilo que humea. Muchas veces los hombres han tenido motivo para tener miedo, porque ellos mismos estaban temerosos; pero una valiente fe en Dios aparta el miedo como son apartadas las telarañas en el sendero de un gigante. Nadie puede hacernos daño a menos que el Señor lo permita. El que hace que el demonio huya ante una palabra, puede en verdad controlar a los agentes del demonio. Tal vez ya estén más temerosos de ti de lo que tú estás de ellos. Por tanto, sigue adelante, y donde esperabas encontrar enemigos, encontrarás amigos.

Por Charles Spurgeon

sábado, 13 de julio de 2013

El acusador de los hermanos (Por Neil Anderson)


Apoc 12:10 …ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Después de la tentación, quizá el ataque más frecuente e insistente de Satanás al que somos vulnerables es la acusación. Por fe hemos entrado a una relación eterna con el Señor Jesucristo. Como resultado estamos muertos al pecado y vivos para Dios, y ahora estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales. En Cristo somos importantes, estamos calificados y somos justificados. Satanás no puede hacer absolutamente nada para alterar nuestra posición en Cristo ni nuestro valor ante Dios. Pero él puede hacer que seamos inoperantes si logra engañarnos al escuchar y creer sus mentiras insidiosas, acusándonos de ser poco valiosos ante Dios y ante otras personas.

Satanás generalmente usa la tentación y la acusación como un golpe brutal doble. Viene y dice:  “¿por qué no lo intentas?, todo el mundo lo hace, además puedes salirte con la tuya, ¿quién se va a enterar?” Luego tan pronto caemos en su tentación cambia su tono a acusación: “¿qué tipo de cristiano haría algo así?, eres terrible como para ser un hijo de Dios, nunca te saldrás con la tuya, mejor es que te des por vencido porque Dios ya lo hizo contigo”

Todos hemos escuchado la voz mentirosa y odiosa de Satanás en nuestros corazones y conciencias. Parece que nunca nos deja. Muchos cristianos están desalentados perpetuamente y derrotados porque creen sus mentiras persistentes acerca de ellos. Y aquellos que ceden ante sus acusaciones terminan privados de la libertad que Dios quiso que su pueblo disfrutara.

La buena noticia es que no tenemos que escuchar las acusaciones de Satanás y vivir en desesperación y derrota. Satanás no es nuestro juez, sólo es tu acusador. Cuando las acusaciones de Satanás de indignación te ataquen, no les pongas atención, en lugar de ello responde: “Yo he puesto mi confianza en Cristo y soy un hijo de Dios en Él, he sido rescatado por Dios del fuego del juicio y he sido declarado justo” Satanás no puede determinar un veredicto o dictar sentencia. Todo lo que puede hacer es acusarme y “yo no caeré en su trampa”

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Señor, cuando Satanás me acuse y me recuerde mi pasado, ayúdame a resistirlo y recordarle su futuro, en el nombre de Jesús, amén.

viernes, 12 de julio de 2013

Tu camino hacia Cristo (Por Neil Anderson)


Juan 10:10  El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir

¿Cómo es que los malos espíritus interfieren en nuestras vidas? Permíteme responder con una simple ilustración. Imagina que estás parado al final de una calle larga y estrecha y en ambos lados hay casas de dos pisos. Al final de la calle está Jesucristo y tu vida cristiana es el proceso de caminar por esa larga calle de madurez hacia Él. No hay absolutamente nada en la calle que te impida llegar a Jesús. Así que cuando recibes a Cristo, tú pones tus ojos en Él y comienzas a caminar.

Pero como este mundo todavía está bajo el dominio de Satanás, las hileras de casas a ambos lados de la calle están habitadas por seres que están comprometidos a impedir que alcances tu meta. Ellos no tienen poder o autoridad de bloquear tu camino o incluso frenar tus pasos, así que se asoman por las ventanas y te llaman esperando atraer tu atención lejos de tu meta e interrumpir tu progreso al tentarte, acusarte y engañarte.

¿Cuál es la meta del enemigo al hacer que sus demonios te tienten, se burlen de ti, te cuestionen desde las ventanas y puertas a lo largo de tu camino? Él quiere frenarte, que te detengas, te sientes y si es posible renuncies a tu camino hacia Cristo. Él quiere influenciarte para que dudes de tu habilidad de creer y servir a Dios. Recuerda: él no tiene poder alguno o autoridad para evitar que progreses constantemente en tu caminar hacia Cristo. Y nunca más podrá poseerte, porque tú has sido redimido por Jesucristo y tú eres de Él para siempre (1 Ped 1:18-19) Pero si él puede hacer que escuches los pensamientos que él planta en tu mente, él podrá influenciarte. Y si le permites que te influencie el tiempo suficiente a través de la tentación, acusación y engaño entonces podrá controlarte.

Si yo pudiera influenciarte a que creas una mentira ¿podría controlar tu vida? Sí. Pongamos nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe (Heb 12:2) y llevemos todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo (2 Cor 10:5)

Por Neil Anderson

jueves, 11 de julio de 2013

El más grande objeto de nuestra fe (Por Neil Anderson)


Heb 13:8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

El hecho de que tú afirmes creer no es de lo que se trata la fe. Es en lo que tú crees o en quién crees lo que determinará si tu fe será o no recompensada. Todos andan por fe todos los días. Cada vez que conduces por la autopista, lo haces por fe. ¿Son confiables los objetos de tu fe en la carretera? La mayoría de las veces lo son ya que muchos conductores manejan cuidadosamente. Pero quizá hayas estado involucrado en un accidente debido a que pusiste tu fe en otro conductor que resultó no ser digno de confianza.

¿Qué sucede cuando el objeto de tu fe falla? Te das por vencido, (quizá no inmediatamente) pero ¿cuántos fracasos tolerarías antes de decir “nuca más”? Una vez que la fe es dañada o se pierde, es muy difícil recuperarla. Tu fe no es el problema, es el objeto de tu fe que ya sea recompensa o destruye tu fe. Si tu cónyuge te ha sido infiel o un amigo o familiar te ha herido gravemente, tu fe en esa persona es débil porque él o ella no alcanzaron tu estándar de confianza. Cuando la fe en una persona se rompe, puede tomar meses para reconstruirse.

Algunos objetos de fe, sin embargo, son sólidos. Tú ajustas tu reloj, planeas tu calendario y programas tu día creyendo que la tierra seguirá girando sobre su eje y alrededor del sol a la velocidad actual. Si la órbita de la tierra cambiara sólo unos grados, nuestras vidas se convertirían en caos. Pero hasta ahora las leyes que gobiernan el universo físico han sido los objetos de fe más confiables que tenemos.

El más grande objeto de fe, por supuesto, no es el sol sino El Hijo. Es Su inmutabilidad, el hecho de que nunca cambia,  lo que le hace eminentemente confiable (Núm 23:19, Malaq 3:6) Él nunca ha fallado en ser y hacer todo lo que ha dicho que Él haría o sería. Él es eternamente fiel.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Todo lo que he necesitado Tu mano ha provisto. Grande es Tu fidelidad para conmigo Señor.