miércoles, 31 de julio de 2013

La Medida de Gracia (por John MacArthur)


Rom 5:20 ...mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia

Dios colmará con gracia a los pecadores que verdaderamente se han arrepentido.

¿Alguna vez pecaste tan terriblemente que sentiste "realmente lo eché a perder, no hay manera de que Dios quiera perdonarme ahora"? Es fácil en ocasiones dejar que nuestros pecados pasados sean una carga constante para nosotros aún después de haberlos confesado y habernos arrepentido. Pablo tiene consuelo para aquellos que se sienten de esa manera, y ese consuelo está fundado en el poder y en la medida de la gracia de Dios para nosotros. Antes de su conversión, Pablo (conocido como Saulo) persiguió a la iglesia sin piedad (ver Hechos 8:3 y 9:1-2), él fue un "blasfemo y un perseguidor y asolador" (1 Tim 1:13 y Gal 1:13) Si alguien podía estar más allá de la gracia fue Pablo.

Pero Dios intervino y lo salvó (Hch 9:3-19) ¿Por qué? "Pero por esto" dice Pablo "fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna" (1 Tim 1:16) Si Dios perdonó a Pablo, Él perdonará a cualquiera que confiese sus pecados y se arrepienta. Si Él mostró abundante gracia a un incrédulo violento, Él también mostrará gracia sobre Sus hijos arrepentidos.

Dios no es tacaño con la gracia. Pablo celebra la gracia salvadora "con la cual nos hizo aceptos en el Amado" (Efe 1:6) y "las riquezas de su gracia, que hizo sobreabundar para con nosotros" (v 7-8) Hablando de la gracia sustentadora, Pablo dice "Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra" (2 Cor 9:8) Nota las palabras que usa Pablo "toda gracia", "abunde" "todo lo suficiente" "todo" "abundéis" "toda buena obra" La gracia de Dios es inagotable y es dada tan libremente que las palabras no pueden expresarlo plenamente.

Grandes pecados requieren de gran gracia, pero Dios dará sobreabundante gracia a aquellos que buscan el perdón porque "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rom 5:20) No dejes que tus pecados pasados te agobien, aprende a descansar en la sobreabundante gracia de Dios.

Por John MacArhtur

martes, 30 de julio de 2013

El significado de la Gracia (Por John MacArthur)


Exo 34:6  Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad

La gracia de Dios es Su favor inmerecido mostrado a los pecadores.

La gracia de Dios siempre ha sido un punto de alabanza para los creyentes. El verso de hoy es citado varias veces en los Salmos y en otros lugares de la Escritura (por ejemplo: Neh 9:17,31, Salm 86:15, 103:8, 145:8) Pablo está agradecido por la gracia abundante de Dios en 1 Tim 1:14 y Juan escribe "Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia" (Juan 1:16) Hoy en día algunos de nuestros himnos favoritos son "Gracia Asombrosa" (Amazing Grace) "Maravillosa gracia de nuestro amado Señor" y "Maravillosa gracia de Jesús"

¿Qué es exactamente la gracia? Simplemente es el favor de Dios inmerecido, gratis y no ganado. Es un regalo dado por Dios no porque seamos dignos de él, sino solamente porque Dios, de Su gran amor, quiere darlo.

La gracia es evidente a los cristianos en dos formas principales. La primera es la gracia salvadora o que elije. Dios nos "salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos" (2 Tim 1:9) "por gracia hemos sido salvados por medio de la fe" (Efe 2:8) Esta es la gracia de Dios hacia los pecadores pues "cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia" (Rom 5:20)

Otra gracia en nuestras vidas es la gracia sustentadora o capacitadora. No sólo recibimos la gracia para ser salvados, ahora vivimos en la gracia. Es la gracia de Dios que nos capacita para vivir la vida cristiana. Cuando Pablo pidió que un "aguijón de la carne" (2 Cor 12:7) le fuera quitado, el Señor le dijo: "bástate mi gracia pues mi poder se perfecciona en la debilidad" (v9) En otro lugar dice Pablo "todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Fil 4:13) Recuerda, no nos hemos ganado la gracia salvadora ni la sustentadora. Nada de lo que hagamos nos puede hacer dignos de un poquito de gracia. Dios dice: "tendré misericordia del que tenga misericordia" (Exo 33:19) Esta verdad debería hacernos más agradecidos porque Él nos salvó y nos sostiene a pesar de nuestro pecado. También debe hacernos humildes porque no tenemos nada de qué gloriarnos (Efe 2:9)

Por John MacArthur

jueves, 25 de julio de 2013

No Más Esclavos (Por Neil Anderson)


La esclavitud en los Estados Unidos fue abolida por la Decimotercera enmienda constitucional el 18 de diciembre de 1865. ¿Cuántos esclavos había el 19 de diciembre de 1865? En realidad, ni uno, pero muchos seguían viviendo como esclavos. Algunos continuaban porque jamás habían conocido la verdad de que eran realmente libres. Algunos no creyeron la verdad y continuaron viviendo como les habían enseñado. Otros razonaban que, ya que seguían haciendo las mismas cosas que hacían cuando eran esclavos, entonces debían seguir siendo esclavos. Mantenían su identidad de esclavos por las cosas que hacían. Como aún se sentían como esclavos, no querían ser hipócritas e ir en contra de sus emociones. Después de todo, sus emociones siempre les han dicho la verdad y ser libres en Cristo es sólo una verdad posicional, ¡no una verdad tangible!

Uno de los que fueron esclavos, sin embargo, escucho las buenas noticias y las recibió con gran gozo. Verificó la validez de la enmienda y encontró que ésta emanaba de la autoridad suprema. No sólo eso, sino que le costó a la autoridad suprema un gran precio, que con gusto pagó. Como resultado, la vida del esclavo fue transformada. Él correctamente razonó que sería hipócrita creerle a sus emociones y no a la verdad. Determinó vivir de acuerdo con lo que él sabía que era verdad, y sus experiencias comenzaron a cambiar radicalmente. Se dio cuenta de que su antiguo dueño ya no tenía autoridad sobre él y no necesitaba obedecerlo. Gozoso sirvió a aquel que lo hizo libre.

Cristo hizo dos cosas por aquellos que estaban bajo el yugo de la esclavitud. Primero, redimió a aquellos que estaban bajo la ley. Los judíos estaban esclavizados bajo todo el sistema Mosáico. Era la esclavitud del legalismo. Segundo, la encarnación, muerte, y resurrección de Cristo aseguró para todo los creyentes su derecho de nacimiento como hijos. "Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo"  (Gal. 4:6-7). Los verdaderos creyentes pueden no sentirse libres del pecado, ni sentirse como hijos de Dios, pero realmente lo son. El Espíritu Santo vive en el corazón de cada creyente garantizando nuestra posición en la familia de Dios. El Espíritu mueve al creyente a orar: "Abba, Padre". La palabra Abba es la palabra aramea para Padre. Usualmente la usaban los niños pequeños para referirse a sus padres. Sería parecida a la palabra castellana "papá". Ésta implica intimidad y confianza contraria a esclavitud y legalismo.

Por Neil Anderson

miércoles, 24 de julio de 2013

Una Nueva Persona en Cristo


El Apóstol Pablo escribió en Rom. 6:6 que nuestro viejo yo fue crucificado con Cristo. Esto fue un acto decisivo y definitivo en el pasado del creyente. En Col. 3:9-10, Pablo exhorta a los creyentes a que dejen de vivir en los viejos pecados de sus vidas pasadas: "habiéndonos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestido del nuevo". Pablo hace una exhortación similar en Ef. 4:22-24; "En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad".

En Rom. 6:6, Col. 3:9-10, Pablo claramente enseña una acción pasada sin lugar a dudas, que ocurrió en el momento en que nacimos de nuevo, pero el pasaje en Efesios implica una acción continua de nuestra parte. El viejo yo fue crucificado con Cristo (santificación posicional), pero como creyentes tenemos que hacer nuestra parte despojándonos del viejo yo y revestirnos del nuevo yo (santificación progresiva). Ésta no es una exhortación para hacer nuevamente por nosotros mismos lo que Cristo ya hizo por nosotros. Pablo está diciendo que somos nuevas personas en Cristo que necesitamos convertirnos en la práctica en lo que Dios ya nos hizo. Debemos de tener la voluntad de no dejar que nuestra "vieja manera de vivir" impacte en quienes somos nosotros ahora.

Esta metamorfosis espiritual es ilustrada en la situación apremiante de la oruga. Esta pequeña criatura rastrera tiene el instinto de subir a lo más alto que pueda por sus propias fuerzas, usualmente a la rama de un árbol. Ahí teje un pequeño botón que forma la coyuntura para el capullo que crea girando sobre ella misma mientras pende de cabeza. La oruga entonces deja de existir, y una milagrosa transformación ocurre. La oruga se ha "crucificado" a sí misma para "resucitar" como mariposa. La oruga se despojó de todo lo que era para convertirse en todo aquello que el Creador la había diseñado que fuera.

 La oruga no puede recibir el crédito de haberse convertido en una mariposa más de lo que nosotros podemos recibir el crédito de convertirnos en hijos de Dios, lo cual nos es imputado por la gracia de Dios. Imagine qué pasaría con el crecimiento de la nueva mariposa si eligiera creer que todavía es una oruga y continuara arrastrándose en lugar de volar. La mariposa nunca alcanzaría su potencial, y tampoco nosotros si no creemos que somos nuevas criaturas en Cristo, y aprendemos a vivir de acuerdo a ello.

Por Neil Anderson

martes, 23 de julio de 2013

Los Tres Tiempos Verbales de la Santificación


He mencionado anteriormente que la salvación para un creyente es pasada (Ef. 2:8; 2 Tim. 1:8-9), presente (1 Co. 1:18; 2 Co. 2:5), y futura (Ro. 5:9-10; He. 9:28). En otras palabras, hemos sido salvados, estamos siendo salvados, y algún día seremos completamente salvos de la ira venidera. La salvación no estará completa sino hasta que recibamos nuestros cuerpos resucitados y estemos completamente en la presencia de Dios. La santificación también ocurre en las Escrituras en tiempo pasado (1 Co. 1:2; 6:12, Hech. 20:32), presente (Rom. 6:22; 2 Co. 7:1), y futuro (Ef. 5:25-27; 1 Tes. 3:12-13). En otras palabras, hemos sido santificados, estamos siendo santificados y algún día seremos plenamente santificados. El proceso de la santificación comienza en el momento del nuevo nacimiento y acaba en el cielo, cosa que todos esperamos.

La santificación pasada se ha denominado comúnmente santificación posicional. La santificación presente usualmente se le llama santificación progresiva o experiencial. Debemos de ser cuidadosos de no sobre enfatizar uno de los tiempos verbales a costa de los otros. El movimiento de la santidad se ha enfocado casi exclusivamente en la santificación posicional haciendo que algunos entiendan a la santificación como algo ya finalizada. Un hombre me vio directamente a los ojos y me dijo: "No he pecado en veinte años". Yo le contesté: "¿De verdad? Si yo le preguntara a su esposa, ¿estaría ella de acuerdo con tal aseveración?" Tal creencia puede llevar a la hipocresía. "Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros" (1 Juan 1:8). Atención, es importante notar que "tener pecado" y "ser pecador" son conceptos completamente diferentes.

La teología que yo aprendí era más Reformada y se centraba más en la santificación progresiva, lo cual hacía al término casi sinónimo con el crecimiento cristiano o la madurez. La tendencia de esta visión es a referirse a la santificación pasada como simplemente una verdad posicional, como si ésta no tuviera importancia. Esto resulta en que algunos pasen el resto de sus vidas intentando convertirse en algo que ya son. La santificación posicional es realmente verdadera, y es la base de la santificación progresiva. Como creyentes nacidos de nuevo, no estamos intentado convertirnos en hijos de Dios, somos hijos de Dios que nos estamos volviendo más como Cristo. La santificación progresiva es el proceso de trabajar en nuestra salvación por fe, aquello que Dios ya ha trabajado en nosotros. Es volverse como Cristo.

Saber esto es extremadamente importante ya que la santificación es la voluntad de Dios para nuestras vidas (1 Tes. 4:3). A Él no le afecta si usted es carpintero, plomero o ingeniero, pero sí le importa qué clase de carpintero, plomero o ingeniero es usted. Él puede guiarlo en la selección de su profesión, pero Su voluntad es que usted se parezca a Él no importando lo que usted haga. Si usted no está en el camino de la santificación, Dios puede interrumpir sus planes para regresarlo al camino.

Por Neil Anderson

lunes, 22 de julio de 2013

La Batalla de la Mente (Por Neil Anderson)


Rom 7:25, 8:1  Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.

Romanos 7:22-23 señala el campo de batalla de contienda entre el pecado y yo: "Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros"

¿Dónde reside mi deseo de hacer el bien? Pablo usa la frase "el hombre interior" refiriéndose a mi nuevo yo donde mi espíritu y el Espíritu de Dios están en unión. Esta es la parte eterna de mí. ¿Y dónde libra el pecado su guerra para impedirme que yo haga lo que realmente quiero hacer? En los miembros físicos de mi cuerpo (Sant 4:1) El pecado opera a través de mi carne, la que aprendió la independencia y que continúa promoviendo la rebelión en contra de Dios. Esta es la parte temporal de mí. ¿Dónde entonces estos dos oponentes libran la guerra (Gál 5:17)? El campo de batalla es mi mente. Es por ello que es tan importante que aprendamos a renovar nuestras mentes (Rom 12:2) y a llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo (2Cor 10.5)

Pablo concluyó su descripción de contienda entre el pecado y el nuevo hombre con la exclamación: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Rom 7:24) Nota que no dijo: "¡hombre pecador que soy!" Miserable se refiere a que no hay nadie más miserable que la persona que le ha permitido al pecado reinar en su cuerpo mortal. Si usamos nuestros cuerpos como instrumentos de iniquidad, le damos al diablo entrada en nuestras vidas y él sólo trae miseria.

Las buenas noticias es que a Romanos 7:24 le sigue Romanos 7:25 y Romanos 8:1 "¡Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro!... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús"

La batalla por la mente es una batalla que se puede ganar.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Gracias Jesús por conocerme, entenderme y proveerme de una forma de escape para cada posible tentación.

domingo, 21 de julio de 2013

Los cristianos son santos que pecan (Por Neil Anderson)


Los creyentes han sido "llamados a ser santos" (Rom. 1:7), esto es, somos santos por Su llamamiento. Note que Pablo le escribe "a los santos" en Éfeso (Ef. 1:1) y Filipos (Fil. 1:1). Un santo no es alguien que se ha ganado su noble título viviendo de manera ejemplar o llegando a cierto nivel de madurez. En la Biblia, todos los creyentes son descritos como "santos" (por ejemplo 1 Co. 1:2; 2 Co 1:1). Ser un santo no necesariamente refleja cierta medida de crecimiento de carácter en el presente, pero sí identifica a aquellos que están rectamente relacionados con Dios. En las Escrituras los creyentes son llamados "santos", "santificados" o "justificados" más de 200 veces. En contraste, los incrédulos son llamados "pecadores" más de 300 veces. Claramente, el término "santo" se usa en las Escrituras para referirse a los creyentes mientras que "pecador" se usa para los no-creyentes.

A pesar de que el Nuevo Testamento enseña que los creyentes pueden, y de hecho pecan, nunca identifica de manera clara a un creyente como un "pecador". La referencia de Pablo a él mismo como "el primero de los pecadores" parecería contradecir su enseñanza (1 Tim 1:15-16). A pesar del uso del tiempo verbal presente por parte del Apóstol hay muchas razones, sin embargo, por las cuales Pablo se está refiriendo a su oposición al Evangelio antes de su conversión.

Primero, la referencia a él mismo como "pecador" es para sustentar la primera parte del versículo, "Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores" (1 Tim. 1:15). La referencia a "los impíos y pecadores" unos versículos antes (v. 9) junto con los otros usos Neo Testamentarios del término "pecadores" para aquellos que están fuera de la salvación muestra que los "pecadores" que Cristo vino a salvar estaban fuera de la salvación.

Segundo, la referencia de Pablo a él mismo como "pecador" es inmediatamente seguida por la aseveración: "Pero por esto fui (tiempo pasado) recibido a misericordia" (v. 16), claramente señala hacia el evento pasado de su conversión. Pablo, el primero de los pecadores, se usa a él mismo como ejemplo de la ilimitada paciencia de Dios. Dada su actividad pasada, Pablo se consideraba a él mismo no merecedor de lo que, por la gracia y misericordia de Dios, él era en el presente, un apóstol que no era en nada "menos que aquellos grandes apóstoles" (2 Cor. 12:11).

Tercero, a pesar de que declarando que él era el "primero" de los pecadores, al mismo tiempo, el apóstol, declara que Cristo le ha dado la fortaleza para el ministerio considerándolo "fiel" o "fidedigno" para el ministerio al cual fue llamado (v. 12). El término "pecador", por lo tanto, no describe su presente posición como creyente, más bien, se usa para recordar aquello que fue antes de que Cristo lo tomara.

Como creyentes, no estamos intentando volvernos santos, somos santos que se están asemejando a Cristo. Ser santo es parte de nuestra santificación posicional. En ninguna manera niega la continua batalla contra el pecado. Los cristianos pueden elegir pecar, y muchos están dominados por la carne y engañados por el diablo. Como pecan, queremos llamarles pecadores, pero lo que hacemos no determina quienes somos. Decirles a los cristianos que son pecadores y luego disciplinarlos si no actúan como santos es contraproducente en el mejor de los casos e inconsistente con la Biblia, en el peor de ellos. Creer quiénes somos realmente en Cristo determina lo que hacemos.

Por Neil Anderson

sábado, 20 de julio de 2013

Crucificado juntamente con Cristo (Por Neil Anderson)


Pablo dijo: "soy muerto para la ley" (Gal. 2:19), porque "Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí" (v. 20). Esto es únicamente posible gracias a nuestra unión con Cristo. El Apóstol Pablo identifica a cada creyente con Cristo:
  • En Su muerte (Ro. 6:3,6; Col. 3:1-3)
  • En Su sepultura (Ro. 6:4)
  • En Su resurrección (Ro. 6:5,8,11)
  • En Su ascensión (Efesios 2:6)
  • En Su vida (Ro. 6:10-11)
  • En Su poder (Ef. 1:19,20)
  • En su herencia (Ro. 8:16-17; Ef. 1:11-12)
Cuando Pablo dijo: "Con Cristo estoy juntamente crucificado", él, literalmente, se refiere a haber sido y continuar siendo crucificado juntamente con Cristo. La vida eterna que recibimos en el momento de la salvación fue la vida eterna de Cristo, "para que el cuerpo del pecado sea destruido" (Ro. 6:6). El "cuerpo de pecado" se refiere a la persona o ser (viviendo en forma corporal) que está bajo la ley y el dominio del pecado. Esta persona fue "destruida" al ser crucificada con Cristo. El término griego "destruida" se podría traducir de igual manera como "hecho inefectivo o impotente" "traído a su fin"  o "ser liberado de". Nuestro viejo yo era esclavo del pecado y por lo tanto utilizaba toda nuestra existencia corporal para servicio del pecado y su dominio. Ese viejo yo ha muerto juntamente con Cristo. Ahora, un nuevo yo existe, el cual no está ya bajo el dominio del pecado.

El pecado reina a través de la muerte, por lo tanto la manera de liberarse del pecado es a través de la muerte (Ro. 6:6). Por lo tanto, si una persona muere, el pecado pierde dominio sobre esa persona. Ya que el creyente ha muerto juntamente con Cristo (participando juntamente con Él en Su muerte al pecado), el creyente es libre del domino del pecado y vive una nueva vida de libertad. He tratado con muchos cristianos que han creído las mentiras de Satanás de que la única manera de liberarse del pecado y de los demonios es morir físicamente, esto es, terminar ellos mismos su vida; pero los verdaderos creyentes ya han muerto juntamente con Cristo quien es el único que puede conquistar el pecado y la muerte. Tome nota de que la muerte es el final de una relación no de la existencia. De acuerdo con Pablo, estamos vivos en Cristo y muertos al pecado (Ro. 6:11). En Cristo, el pecado y la muerte ya no tienen dominio sobre nosotros.  La muerte física todavía es inminente, pero continuaremos viviendo espiritualmente aun si morimos físicamente. El pecado sigue estando presente y sigue siendo atractivo, pero no tenemos que ceder ante él. La ley de la vida en Cristo Jesús nos ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Créalo y viva de acuerdo con ello.

Por Neil Anderson

lunes, 15 de julio de 2013

Un santo que lucha (Por Neil Anderson)


Rom 7:15 porque lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.

Quizá la descripción más vívida de la lucha con el pecado que se lleva a cabo en la vida del creyente se encuentra en Romanos 7:15-25, en los versículos 15 y 16 Pablo describe el problema: porque lo que hago, no lo entiendo, pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago. Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.

Nota que sólo hay un jugador en estos dos versículos, el "yo" mencionado nueve veces. 

Nota también que esta persona tiene un buen corazón, está de acuerdo con la ley de Dios. 

Pero este cristiano de buen corazón tiene un problema de comportamiento. Él conoce lo que se supone que debe hacer, pero por alguna razón, no puede. Él está de acuerdo con Dios pero termina haciendo las cosas que odia.

Los versículos 17-21 descubren la razón de este problema de comportamiento: "de manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí... si estoy haciendo lo mismo que no quiero, yo no lo estoy haciendo, sino el pecado que mora en mí" ¿Cuántos jugadores hay ahora? Dos: "el pecado y yo" pero el pecado claramente no soy yo, sólo habita en mí. El pecado me impide hacer lo que quiero hacer.

¿Estos versos dicen que no soy bueno, que soy malo o que soy pecado? Absolutamente no. Ellos dicen que tengo algo dentro de mí que no es bueno, es malo y pecaminoso, pero no soy yo. Si tengo una astilla en mi dedo, puedo decir que tengo algo en mí que no es bueno. Pero no soy yo el que no es bueno, yo no soy la astilla. La astilla que está clavada en mi dedo no es buena. Yo no soy pecado y no soy un pecador. Soy un santo luchando con el pecado que me ocasiona hacer cosas que no quiero hacer.

Rom 6:12 nos dice que es nuestra responsabilidad no permitir que el pecado reine en nuestras vidas. El pecado reinará si usamos nuestros cuerpos como instrumentos de injusticia (Rom 6:13) Debemos renunciar a tal uso y someter nuestros cuerpos a Dios como instrumentos de justicia.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Gracias Señor porque no tengo que pecar. Tú has hecho posible para mí el que controle el poder del pecado sobre mí. Tú me liberaste de la paga del pecado y me has bendecido con el regalo de la vida eterna en Cristo, amén.

domingo, 14 de julio de 2013

No tengas miedo (Por Charles Spurgeon)


Hechos 18:10 "Yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal."

Mientras el Señor tenía trabajo para Pablo en Corinto, la furia de la turba fue contenida. Los judíos se oponían y blasfemaban; pero no podían detener la predicación del Evangelio ni la conversión de los oyentes. Dios tiene poder sobre las mentes más violentas. Dios hace que la ira del hombre le alabe cuando irrumpe, pero manifiesta aún más Su bondad cuando la reprime; y puede reprimirla. "A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste."

Por tanto, no sientan ningún miedo del hombre si saben que están cumpliendo con su deber. Prosigan con firmeza, como Jesús lo habría hecho, y quienes se oponen serán como una caña cascada y como un pabilo que humea. Muchas veces los hombres han tenido motivo para tener miedo, porque ellos mismos estaban temerosos; pero una valiente fe en Dios aparta el miedo como son apartadas las telarañas en el sendero de un gigante. Nadie puede hacernos daño a menos que el Señor lo permita. El que hace que el demonio huya ante una palabra, puede en verdad controlar a los agentes del demonio. Tal vez ya estén más temerosos de ti de lo que tú estás de ellos. Por tanto, sigue adelante, y donde esperabas encontrar enemigos, encontrarás amigos.

Por Charles Spurgeon

sábado, 13 de julio de 2013

El acusador de los hermanos (Por Neil Anderson)


Apoc 12:10 …ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios día y noche.

Después de la tentación, quizá el ataque más frecuente e insistente de Satanás al que somos vulnerables es la acusación. Por fe hemos entrado a una relación eterna con el Señor Jesucristo. Como resultado estamos muertos al pecado y vivos para Dios, y ahora estamos sentados con Cristo en los lugares celestiales. En Cristo somos importantes, estamos calificados y somos justificados. Satanás no puede hacer absolutamente nada para alterar nuestra posición en Cristo ni nuestro valor ante Dios. Pero él puede hacer que seamos inoperantes si logra engañarnos al escuchar y creer sus mentiras insidiosas, acusándonos de ser poco valiosos ante Dios y ante otras personas.

Satanás generalmente usa la tentación y la acusación como un golpe brutal doble. Viene y dice:  “¿por qué no lo intentas?, todo el mundo lo hace, además puedes salirte con la tuya, ¿quién se va a enterar?” Luego tan pronto caemos en su tentación cambia su tono a acusación: “¿qué tipo de cristiano haría algo así?, eres terrible como para ser un hijo de Dios, nunca te saldrás con la tuya, mejor es que te des por vencido porque Dios ya lo hizo contigo”

Todos hemos escuchado la voz mentirosa y odiosa de Satanás en nuestros corazones y conciencias. Parece que nunca nos deja. Muchos cristianos están desalentados perpetuamente y derrotados porque creen sus mentiras persistentes acerca de ellos. Y aquellos que ceden ante sus acusaciones terminan privados de la libertad que Dios quiso que su pueblo disfrutara.

La buena noticia es que no tenemos que escuchar las acusaciones de Satanás y vivir en desesperación y derrota. Satanás no es nuestro juez, sólo es tu acusador. Cuando las acusaciones de Satanás de indignación te ataquen, no les pongas atención, en lugar de ello responde: “Yo he puesto mi confianza en Cristo y soy un hijo de Dios en Él, he sido rescatado por Dios del fuego del juicio y he sido declarado justo” Satanás no puede determinar un veredicto o dictar sentencia. Todo lo que puede hacer es acusarme y “yo no caeré en su trampa”

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Señor, cuando Satanás me acuse y me recuerde mi pasado, ayúdame a resistirlo y recordarle su futuro, en el nombre de Jesús, amén.

viernes, 12 de julio de 2013

Tu camino hacia Cristo (Por Neil Anderson)


Juan 10:10  El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir

¿Cómo es que los malos espíritus interfieren en nuestras vidas? Permíteme responder con una simple ilustración. Imagina que estás parado al final de una calle larga y estrecha y en ambos lados hay casas de dos pisos. Al final de la calle está Jesucristo y tu vida cristiana es el proceso de caminar por esa larga calle de madurez hacia Él. No hay absolutamente nada en la calle que te impida llegar a Jesús. Así que cuando recibes a Cristo, tú pones tus ojos en Él y comienzas a caminar.

Pero como este mundo todavía está bajo el dominio de Satanás, las hileras de casas a ambos lados de la calle están habitadas por seres que están comprometidos a impedir que alcances tu meta. Ellos no tienen poder o autoridad de bloquear tu camino o incluso frenar tus pasos, así que se asoman por las ventanas y te llaman esperando atraer tu atención lejos de tu meta e interrumpir tu progreso al tentarte, acusarte y engañarte.

¿Cuál es la meta del enemigo al hacer que sus demonios te tienten, se burlen de ti, te cuestionen desde las ventanas y puertas a lo largo de tu camino? Él quiere frenarte, que te detengas, te sientes y si es posible renuncies a tu camino hacia Cristo. Él quiere influenciarte para que dudes de tu habilidad de creer y servir a Dios. Recuerda: él no tiene poder alguno o autoridad para evitar que progreses constantemente en tu caminar hacia Cristo. Y nunca más podrá poseerte, porque tú has sido redimido por Jesucristo y tú eres de Él para siempre (1 Ped 1:18-19) Pero si él puede hacer que escuches los pensamientos que él planta en tu mente, él podrá influenciarte. Y si le permites que te influencie el tiempo suficiente a través de la tentación, acusación y engaño entonces podrá controlarte.

Si yo pudiera influenciarte a que creas una mentira ¿podría controlar tu vida? Sí. Pongamos nuestros ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe (Heb 12:2) y llevemos todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo (2 Cor 10:5)

Por Neil Anderson

jueves, 11 de julio de 2013

El más grande objeto de nuestra fe (Por Neil Anderson)


Heb 13:8 Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.

El hecho de que tú afirmes creer no es de lo que se trata la fe. Es en lo que tú crees o en quién crees lo que determinará si tu fe será o no recompensada. Todos andan por fe todos los días. Cada vez que conduces por la autopista, lo haces por fe. ¿Son confiables los objetos de tu fe en la carretera? La mayoría de las veces lo son ya que muchos conductores manejan cuidadosamente. Pero quizá hayas estado involucrado en un accidente debido a que pusiste tu fe en otro conductor que resultó no ser digno de confianza.

¿Qué sucede cuando el objeto de tu fe falla? Te das por vencido, (quizá no inmediatamente) pero ¿cuántos fracasos tolerarías antes de decir “nuca más”? Una vez que la fe es dañada o se pierde, es muy difícil recuperarla. Tu fe no es el problema, es el objeto de tu fe que ya sea recompensa o destruye tu fe. Si tu cónyuge te ha sido infiel o un amigo o familiar te ha herido gravemente, tu fe en esa persona es débil porque él o ella no alcanzaron tu estándar de confianza. Cuando la fe en una persona se rompe, puede tomar meses para reconstruirse.

Algunos objetos de fe, sin embargo, son sólidos. Tú ajustas tu reloj, planeas tu calendario y programas tu día creyendo que la tierra seguirá girando sobre su eje y alrededor del sol a la velocidad actual. Si la órbita de la tierra cambiara sólo unos grados, nuestras vidas se convertirían en caos. Pero hasta ahora las leyes que gobiernan el universo físico han sido los objetos de fe más confiables que tenemos.

El más grande objeto de fe, por supuesto, no es el sol sino El Hijo. Es Su inmutabilidad, el hecho de que nunca cambia,  lo que le hace eminentemente confiable (Núm 23:19, Malaq 3:6) Él nunca ha fallado en ser y hacer todo lo que ha dicho que Él haría o sería. Él es eternamente fiel.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Todo lo que he necesitado Tu mano ha provisto. Grande es Tu fidelidad para conmigo Señor.

miércoles, 10 de julio de 2013

Nuestra respuesta ante el poder de Dios (Por John MacArthur)


Isa 40:31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

Confiar en el poder de Dios nos da confianza para vivir como cristianos.

 ¿Cuál debería ser nuestra respuesta ante el poder de Dios? Primero, debemos adorarle. Nuestra respuesta debe seguir lo que Dios le dijo a Israel: “Mas a Jehová, que os sacó de tierra de Egipto con grande poder y brazo extendido, a éste temeréis, y a éste adoraréis, y a éste haréis sacrificio” (2 Rey 17:36)

Entendiendo el poder de Dios también nos debe dar confianza “todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filip 4:13) Debido a Su fuerza nosotros podemos vivir la vida cristiana cada día con confianza. Dios “es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros” (Efe 3:20)

Nuestra esperanza eterna se basa en el poder de Dios. Su poder nos salvó y nos resucitará en el día postrero (Juan 6:40) Ese día debe ser la gran esperanza del cristiano porque cualquier problema que tengamos en la tierra, nuestro destino eterno sigue seguro.

Cuando soy tentado a preocuparme. Me consuela recordar que el poder de Dios es más grande que el problema que tengo. El salmista dijo: “Alzaré mis ojos a los montes;  ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová,  Que hizo los cielos y la tierra”(Salm 121:1-2) El Dios que hizo todo seguramente puede con nuestros problemas.

El poder de Dios también nos da la victoria espiritual. Pablo nos enseña a “fortalecernos en el Señor y en el poder de Su fuerza” (Efe 6:10) Cuando el enemigo viene y tú estás en guardia, tú no peleas contra él, tú vas y le avisas al comandante y Él guía la batalla. Dios nos dará la victoria porque “mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo” (1Juan 4:4) Satanás puede ser poderoso, pero no se compara a Dios.

Finalmente, comprender el poder de Dios nos da humildad. Pedro nos exhorta a “humillarnos a nosotros mismos, bajo la poderosa mano de Dios, para que él nos exalte cuando fuere tiempo” (1Ped 5:6) Separados del poder de gracia de Dios no somos nada y no podemos hacer nada (Juan 15:5)

Por John MacArthur

martes, 9 de julio de 2013

Evidencias del poder de Dios (Por John MacArthur)


Efe 1:18-19  alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza

El poder de Dios se ve en la creación, preservación, redención y resurrección.

Piensa en toda la energía que obtenemos del sol y multiplica eso por las innumerables estrellas en el espacio. Dios por Su gran poder creó todas las estrellas sin esfuerzo alguno “Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca” (Salm 33:6) Él simplemente habló y fueron hechos.

El poder de Dios también preserva el universo. Cristo “sustenta todas las cosas con la palabra de su poder” (Heb 1:3)  “Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten” (Col 1:17) Resultaría un caos sin que Sus manos sustentadoras dieran dirección a la creación (Salm 104, Jer 31:35-36)

El poder de Dios fue mostrado maravillosamente en la Cruz. Satanás fue sometido, la muerte fue conquistada y la paga de nuestros pecados fue pagada. El evangelio “es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree” (Rom 1:16) Cuando fuimos salvos, Dios hizo de cada uno de nosotros “una nueva criatura” (2 Cor 5:17) No sólo eso sino que “el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Fil 1:6) El poder de Dios nos salvó y nos dio la fuerza para vivir una vida agradable a Él.

El poder de Dios también se hace evidente en la resurrección ¿Sabías que un día Dios va a resucitar a cada ser humano que haya vivido? Los justos resucitarán para vida eterna y los injustos a condenación eterna (Juan 5:28-29, 20:11-15) Millones de personas que llevan siglos muertas serán resucitadas. ¡Qué poder tan tremendo!

Por John MacArthur

lunes, 8 de julio de 2013

Dios tiene poder ilimitado (Por John MacArthur)


1 Cron 29:11 Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos.

Dios tiene poder ilimitado y control final sobre todo.

No hay límite para el poder de Dios. Apocalipsis 19:6 dice: “…¡el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!” De hecho un nombre hebreo de Dios es El Shaddai (El significa “Dios” y Shaddai significa “Todopoderoso”) Otra palabra para “Todopoderoso” es “Omnipotente”

Dios puede hacer todo sin esfuerzo. No es más difícil para Él crear un universo que una mariposa. Nosotros nos cansamos cuando trabajamos, pero el poder infinito de Dios nunca disminuye “…¿no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio.” (Isa 40:28)

Dios no sólo tiene poder ilimitado sino también la autoridad de usarlo: “nuestro Dios está en los cielos todo lo que quiso ha hecho” (Salm 115:3) Pero el poder de Dios, autoridad y voluntad están en armonía con Su naturaleza. Él no puede pecar ni tampoco puede aceptar a pecadores impenitentes. Tales acciones contradirían su santidad.

La gente se pregunta a menudo lo que Dios hace porque no entiende que Él puede hacer lo que Él quiera, dicen: “¿por qué hizo Dios esto?” muchas veces he contestado “porque quiso” Él mostró Su soberanía (Su control final sobre todo) al mostrar misericordia a algunos como Isaac y Jacob mientras endurecía el corazón de otros como el de Faraón (Rom 9:6-21) A los que se oponen al derecho de Dios de controlar tales cosas Pablo dijo: “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?” (v20-21)

Nunca cuestiones cómo Dios usa su poder. Él está al control y “Justo es Jehová en todos sus caminos, y misericordioso en todas sus obras”  (Salm 145:17) Podemos confiar en que cualquier cosa que Él hace, es lo mejor.

Por John MacArthur

domingo, 7 de julio de 2013

Dios siempre está con nosotros (Por John MacArthur)


Salmo 145:18 Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras.

El entender la omnipresencia de Dios nos debería animar en momentos de angustia y guardarnos de pecar.

Es un gran consuelo como cristiano saber que Dios siempre está presente en mí, en esencia y en relación. No importa la prueba, Él está ahí. A veces Él puede parecer lejano, pero en realidad no está más lejos de lo que siempre ha estado. Su promesa para nosotros es: “no te desampararé ni te dejaré” (Heb 13:5)

Dios siempre está con nosotros para sostener nuestro servicio a Él. Cuando Dios llamó a Moisés para proclamar Su mensaje y guiar a Israel fuera de la esclavitud, Moisés protestó por su falta de habilidad para hablar (Exo 4:10) pero Dios dijo: “yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar” (v12) Jesús nos mandó: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, …he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mat 28:19-20) Si dudas que tienes el poder de testificar, recuerda que tienes el mismo recurso que cualquier evangelista, “La presencia y el poder de Dios”

La presencia continua de Dios es también un escudo contra el pecado “No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar” (1 Cor 10:13) Nada nos tentará sin que Él no nos de la fortaleza para resistir.

La omnipresencia de Dios también debería motivarnos a la santidad. La mayoría de nosotros preferiríamos pecar sin que nadie nos esté viendo. Pero cuando pecamos (ya sea en pensamiento, palabra, acción) pecamos en la presencia de Dios “Los ojos de Jehová están en todo lugar, mirando a los malos y a los buenos” (Prov 15:3) “Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre, y ve todos sus pasos. No hay tinieblas ni sombra de muerte donde se escondan los que hacen maldad” (Job 34:21-22) No hagas nada que no quieras que Dios vea, porque ¡Él lo verá de todas maneras!

Por John MacArthur

sábado, 6 de julio de 2013

Dios está en todos lados (Por John MacArthur)


1 Reyes 8:27 Pero ¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener

Dios está en todo lugar, Él no está limitado por el espacio.

No importa lo grande que sea el universo, Dios es más grande. Su ser llena todo el infinito. Él es omnipresente, (presente en todo lugar). Dios dice "¿No lleno yo, dice Jehová, el cielo y la tierra?"  (Jer 23:24) Salomón dijo en la dedicación del templo "¿es verdad que Dios morará sobre la tierra? He aquí que los cielos, los cielos de los cielos, no te pueden contener; ¿cuánto menos esta casa que yo he edificado?" (1 Rey 8:27) No hay límites de tiempo o espacio para Su presencia.

Algunos podrán objetar la doctrina de la omnipresencia diciendo "¿qué no el pecado que hay en el mundo profanaría a un Dios omnipotente? No. Dios está en el corazón de los pecadores convenciéndolos de pecado. También está en el infierno donde puede "destruir tanto el alma como el cuerpo" (Mat 10:28) Aunque la esencia de Dios está en todas partes, Él nunca se mezcla con la impureza. De manera similar, Jesús vivió entre pecadores y "fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado" (Heb 4:15)

Isaías exhorta a la gente "Buscad a Jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano" (55:6) sin embargo Proverbios 15.29 dice "El Señor está lejos de los impíos" ¿Cómo puede estar cerca de algunas personas y lejos de otras cuando Él está en todo lugar al mismo tiempo? Para contestar esto, debemos distinguir entre la esencia de Dios y Su relación con la gente. Él está en todos lados en Su esencia, pero con individuos específicos Él está lejos o cerca de manera relacional. Cuando nos convertimos en cristianos, Cristo vino a vivir en nosotros. Dios puede llenarnos con Su plenitud (Efe 3:19) y el Espíritu que vive en nosotros también puede llenarnos (1:13, 5:18) Pero antes de que el Espíritu de Dios habitara en nosotros relacionalmente, Su esencia nos convenció de pecado y nos salvó.

El Antiguo Testamento nos dice que Dios habita entre las alas del querubín en el Arca del Pacto. Ese lugar era un símbolo de la presencia de Dios. Hoy la iglesia representa la presencia de Dios en la tierra. En el Milenio, el gobierno de Cristo en el trono de David en Jerusalén representará la presencia de Dios. En el Cielo, Su presencia será representada por el trono de Apocalipsis 4-5. Recuerda, sin embargo, que el símbolo de la presencia de Dios nunca restringe su esencia.

Por John MacArthur

viernes, 5 de julio de 2013

Dios no cambia (Por John MacArthur)


Salmo 102:27 Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán

Dios nunca cambia, así que se puede confiar en que Él hará lo que dice.

Sólo Dios no cambia (o como dicen los teólogos, es inmutable) El salmista dice: "aún el cielo y la tierra perecerán,  mas tú permanecerás ...Pero tú eres el mismo, y tus años no se acabarán" (Salm 102:26-27) Aunque Israel merecía destrucción por su pecado, Dios fue fiel a Su pacto con Abraham diciendo: "Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos" (Mal 3:6) Santiago dice que Dios es "Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación" (1:17)

¿Qué hay de esos versículos que dicen que Dios cambió de opinión? (por ejemplo Amos 7:3,6; Jonas 3:10) Veamos un ejemplo: Jonás advirtió a la ciudad malvada de Nínive de un juicio inminente. La ciudad se arrepintió inmediatamente  "Y vio Dios lo que hicieron, que se convirtieron de su mal camino; y se arrepintió del mal que había dicho que les haría, y no lo hizo" (3:10) ¿Quién cambió? ¡La gente de Nínive! La naturaleza de Dios de castigar el mal y recompensar al bien permaneció igual, pero el objeto cambió.

No puedes culpar al sol por derretir la cera y endurecer la arcilla. El problema es la sustancia de la cera y la arcilla, no el sol. De forma similar nuestra posición ante Dios determina cómo Dios actúa hacia nosotros. ¿Qué significa el carácter inmutable de Dios? Para los incrédulos, significa juicio. Cuando Dios dice "el alma que pecare, esa morirá" (Ezeq 18:20) y "la paga del pecado es muerte" (Rom 6:23) eso es lo que quiere decir precisamente, cuando Él dice que el infierno es eterno (en Mat 25:46, Apoc 20:10, 13-15) es que así es.

Para los cristianos, su inmutabilidad significa consuelo. Si Él me amó en el pasado, Él me ama ahora y en el futuro. Si Él me perdonó y me salvó, Lo hizo para siempre. Si Él me prometió algo, Su promesa es para siempre. Si la Biblia dice "Mi Dios suplirá todas tus necesidades " (Fil 4:19), sabemos que el poder que suplió las necesidades de Pablo es el mismo poder que suplirá las nuestras. Dios le dijo a Israel "con amor eterno te he amado" (Jer 31:3) y Su amor por nosotros es el mismo.

Por John MacArthur

jueves, 4 de julio de 2013

Más allá del límite (Por Neil Anderson)


1 Cor 6:12 Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.

La mayoría de nosotros quizá no seamos tentados a cometer pecados obvios como un robo armado, asesinato o violación. El ataque de Satanás es atraernos a llevar algo bueno más allá del límite de la voluntad de Dios hasta que se convierta en pecado. Él nos trata como la rana en la olla de agua: gradualmente aumenta la temperatura de la tentación esperando que nosotros no notemos que nos estamos acercando al límite de la voluntad de Dios y saltemos hacia afuera antes de que algo bueno se convierta en pecado.

Todo es bueno y legal para nosotros porque somos libres del pecado y ya no hay condenación de la ley. Pero las siguientes declaraciones revelan cómo podemos tomar erróneamente cosas buenas más allá de límite de la voluntad de Dios:

El descanso físico se convierte en pereza, la habilidad para los negocios se convierte en avaricia y codicia, el disfrutar la vida se convierte en exceso, el placer físico se convierte en sensualidad, el interés en las posesiones de otros se convierte en codicia, disfrutar la comida se convierte en glotonería, el cuidado personal se convierte en egocentrismo, el respeto a sí mismo se convierte en arrogancia, la comunicación se convierte en chisme, la cautela se convierte en incredulidad, el enojo se convierte en ira y en mal carácter, la misericordia se convierte en sobreprotección, el juicio se convierte en crítica, amistad (con el mismo sexo) se convierte en homosexualidad, libertad sexual se convierte en inmoralidad, la diligencia se convierte en perfeccionismo, la generosidad se convierte en desperdicio, la auto-protección se convierte en falta de honradez, la precaución se convierte en temor.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Señor, pido tu equilibrio en mi vida hoy para hacer lo que es provechoso sin ser dominado por nada, aún las cosas buenas, en el nombre de Jesús, amén.

miércoles, 3 de julio de 2013

La Preocupación es Egoismo Disfrazado (Por Joyce Meyer)

Muy seguido, la gente se rinde ante la preocupación sin saber lo mortal que esta es. Cuando llegas a la raiz de ella, la preocupación es un pecado. Ciertamente la preocupación no viene de la fe, y en Romanos 14:23 (RVR60) declara "todo lo que no proviene de fe es pecado."

Muchas de la veces, la preocupación esta basada en un pecado en particular: egoismo. usualmente cuando nos preocupamos, estamos preocupados como nuestros deseos egoístas no serán satisfechos. Entre mas sentimientos egoístas tengas, mas tendras que preocuparte, y mas complicada se vuelve tu vida.

Dios simplemente quiere que nos concentremos en servirle a él.

Es la voluntad de Dios en la que vivimos nuestras vidas libres de toda ansiedad y angustia por cuidado. Él quiere que seamos libres para servirle a Él sin ser "atraído en distintas direcciones" (1 Corintios 7:34 RVR60). No debemos dejar que las preocupaciones de este mundo nos desvíen Su proposito  para nuestras vidas. 

Busca deshacerte de los sentimientos egoístas. Esto mantendrá tu vida simple y te dará menos de que preocuparte. Entonces podrás con todo el corazón buscar el gran plan de Dios para tu vida. 

La oración empieza: Dios Padre, gracias por mostrarme que la preocupación es un pecado. Ayudame a deshacerme de mi egoismo, deseos impíos para que simplemente busque Tu destino para mi.

Por Joyce Meyer
@joycemeyer

martes, 2 de julio de 2013

La esencia de la tentación (Por Neil Anderson)


Heb 4:15 Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

He encontrado que muchos cristianos luchan con la distinción entre tentación y pecado. Bombardeados con pensamientos tentadores, ellos concluyen que debe haber algo realmente malo en ellos. Pero aún Jesús fue "tentado en todo según nuestra semejanza" pero terminemos el verso "pero sin pecado" Mientras estemos en el mundo estamos expuestos a la tentación igual que Jesús lo estuvo. Pero Él no pecó y nosotros tampoco tenemos que pecar (1 Cor 10:13)

La base de la tentación son necesidades humanas legítimas. Ya sea que veamos al mundo, la carne y el diablo para suplir nuestras necesidades o que veamos a Cristo quien promete suplir nuestras necesidades (Fil 4:19) La esencia de la tentación es la invitación a vivir independientemente de Dios.

El poder de la tentación depende del poder de las fortalezas que se han desarrollado en nuestras mentes cuando aprendimos a vivir independientes de Dios. Si tú creciste en un hogar cristiano donde las revistas y los programas de televisión de dudosa moral no estaban permitidos, el poder de la tentación sexual en tu vida no será tan grande como alguien que creció expuesto al material pornográfico. ¿Por qué? Porque tu necesidad legítima de ser amado y aceptado fue satisfecha por padres que  también te protegieron a la exposición de medios ilegítimos de satisfacer tus necesidades. La persona que creció en un ambiente de inmoralidad puede experimentar una mayor lucha con la tentación sexual simplemente porque esa fortaleza en la mente fue establecida antes de que naciera de nuevo.

Jesús fue tentado a satisfacer sus propias necesidades físicas usando sus atributos divinos independientemente del Padre, convirtiendo una roca en pan. Pero en lugar de hacerlo Él respondió "no solo de pan vive el hombre sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (Mat 4:4) Nosotros también debemos responder a las tentaciones descansando en que Dios suplirá nuestras necesidades

Por Neil Anderson

lunes, 1 de julio de 2013

Cómo nos percibimos a nosotros mismos (Por Neil Anderson)


Rom 8:16-17 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo

Lidia es una mujer de mediana edad que no le fue nada bien en la vida desde el principio. Recuerdos de rituales y abuso sexual que sufrió desde niña la habían atormentado continuamente a lo largo de su vida cristiana. Cuando me vino a ver, su imagen dañada parecía más allá de lo irremediable. Al contarme su historia, Lidia mostró poca emoción, pero sus palabras reflejaban desesperación total.

Cuando concluyó le pregunté "¿Quién eres tú Lidia? ¿Cómo te percibes a ti misma?"

"Soy mala" ella respondió estoicamente. "No soy buena para nadie, la gente me dice que soy mala y todo lo que hago es traer problemas"

"Tú no eres mala" argumenté, "¿Cómo podría una hija de Dios ser mala? ¿Así es como te percibes a ti misma?", ella asintió.

Nunca es agradable ver al maligno expresar su horrible personalidad a través de una víctima como Lidia. Pero al darse cuenta de que ella es principalmente el producto de la obra de Cristo en la cruz en lugar de la víctima de su pasado, ella fue capaz de deshacerse de las cadenas de esclavitud espiritual y comenzar a vivir de acuerdo a su verdadera identidad como hija de Dios.

Nada es más fundamental para tu libertad de la esclavitud de Satanás que tu entendimiento y afirmación de lo que Dios ha hecho por ti en Cristo y quién eres como resultado de ello. Todos vivimos de acuerdo con nuestra identidad percibida. De hecho, no podemos comportarnos constantemente de una manera que sea inconsistente con cómo nos percibimos a nosotros mismos. Tus actitudes, acciones, respuestas y reacciones ante las circunstancias de la vida son generalmente determinadas por tu auto-percepción consciente e inconsciente. Si tú te ves como la víctima indefensa de Satanás y sus maquinaciones, vivirás como su víctima y serás un esclavo de sus mentiras. Pero si te ves a ti mismo como el hijo entrañablemente amado y aceptado de Dios, lo que realmente eres, lo más probable es que vivas como un hijo de Dios.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Gracias Jesús porque me has hecho más que vencedor, porque debido a Tu amor y poder, puedo vivir como un vencedor en lugar de una víctima hoy.