La Biblia dice en 1 Juan 1:7 que no podemos tener comunión
con Dios sino caminamos en la luz, si caminamos en la luz, ciertamente no
podemos ocultar nada, porque la luz expone todo. El hombre que camina en
oscuridad es el que tiene algo que ocultar en su vida. Si caminamos en la luz,
nuestra vida es un libro abierto. Entonces podemos invitar a las personas a
examinar nuestra vida privada, nuestras cuentas y todo. No hay nada que podamos
ocultar. No significa que seremos perfectos. No, solo significa que seremos
honestos.
Lo primero que Dios requiere de todos nosotros es honestidad
– absoluta honestidad. Si deseamos ser primeramente honestos, muchos de
nuestros problemas serán resueltos muy rápido. Progresaremos a pasos
agigantados en nuestra vida espiritual si vivimos por esta fundamental regla de
honestidad ante Dios y hombres.
Pero encontraras que esto es una batalla. Dirás, “Realmente
tomare esa exhortación en serio. Seré honesto de ahora en adelante.” Pero
encontrarás antes de que termine la semana que eres tentado a ser un actor
nuevamente, y a buscar la gloria de los hombres en lugar de la gloria de Dios.
Así que debes determinar pelear y ganar esa batalla.
Es una pena para Dios que hay muchos cristianos hoy en día
que son nacidos de nuevo por veinte, treinta o cuarenta años , pero que no han
progresado espiritualmente porque no han aprendido este lección fundamental de
ser honestos. No podemos avanzar si hay hipocresía en nuestras vida. Nuestras
oraciones no serán escuchadas. Podemos tener reuniones de oración todas las
noches;: pero estaremos perdiendo nuestro tiempo. Nuestras oraciones no serán
escuchadas si no nos deshacemos de la hipocresía primero.
Debemos reconocer que nuestra verdadero valor espiritual es
lo que somos ante Dios y nada mas que eso. Nuestro estado espiritual no es
determinado por el conocimiento de la Biblia, ni por cuanto oramos, ni por
cuantas reuniones atendemos, ni por lo que los ancianos u otros en la iglesia piensan
de nosotros. Por el contrario, pregúntate, “Que es lo que Dios, quien puede ver
en cada una de las áreas de mi vida, piensa de mi?” La respuesta a eso es la
medida real de que tan espiritual eres. Debemos recordarnos esto diariamente o de
lo contrario podemos encontrar que nos hemos convertido en un actor nuevamente.
Me encantan esas palabras que Jesús le dijo a Nathaniel, “He
aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño” (Juan 1:47). Si Jesús
pudiese decir eso de ti y de mi, sería el mas grande elogio que cualquier otra
cosa. Nathaniel no era perfecto. El era imperfecto. Pero el era honesto acerca
de sus imperfecciones. El no pretendía ser algo que no era. Ahí es donde el era
diferente de Ananías y Safira.
Por Zac Poonen
Website: www.cfcindia.com
Traducido por @pedroceron
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