lunes, 22 de julio de 2013

La Batalla de la Mente (Por Neil Anderson)


Rom 7:25, 8:1  Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús.

Romanos 7:22-23 señala el campo de batalla de contienda entre el pecado y yo: "Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros"

¿Dónde reside mi deseo de hacer el bien? Pablo usa la frase "el hombre interior" refiriéndose a mi nuevo yo donde mi espíritu y el Espíritu de Dios están en unión. Esta es la parte eterna de mí. ¿Y dónde libra el pecado su guerra para impedirme que yo haga lo que realmente quiero hacer? En los miembros físicos de mi cuerpo (Sant 4:1) El pecado opera a través de mi carne, la que aprendió la independencia y que continúa promoviendo la rebelión en contra de Dios. Esta es la parte temporal de mí. ¿Dónde entonces estos dos oponentes libran la guerra (Gál 5:17)? El campo de batalla es mi mente. Es por ello que es tan importante que aprendamos a renovar nuestras mentes (Rom 12:2) y a llevar todo pensamiento cautivo a la obediencia a Cristo (2Cor 10.5)

Pablo concluyó su descripción de contienda entre el pecado y el nuevo hombre con la exclamación: "¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?" (Rom 7:24) Nota que no dijo: "¡hombre pecador que soy!" Miserable se refiere a que no hay nadie más miserable que la persona que le ha permitido al pecado reinar en su cuerpo mortal. Si usamos nuestros cuerpos como instrumentos de iniquidad, le damos al diablo entrada en nuestras vidas y él sólo trae miseria.

Las buenas noticias es que a Romanos 7:24 le sigue Romanos 7:25 y Romanos 8:1 "¡Gracias doy a Dios por Jesucristo Señor nuestro!... ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús"

La batalla por la mente es una batalla que se puede ganar.

Por Neil Anderson

ORACIÓN
Gracias Jesús por conocerme, entenderme y proveerme de una forma de escape para cada posible tentación.

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