jueves, 27 de junio de 2013

Convirtiéndonos en Santos (Por John MacArthur)


1 Ped 1:15-16  sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo

Dios requiere santidad y en Cristo nos provee la forma de obtenerla.

Como vimos, Dios es santo y la santidad absoluta es el estándar para cualquiera que desea estar en Su presencia. "Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio" (2 Ped 2:4) De la misma manera, los hombres que rechazan a Dios son enviados "al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles" (Mat 25:41)

¿Cómo es que alguien puede convertirse en santo? Sólo hay una forma: mediante la fe en Jesucristo. Es a través del sacrificio de Cristo por nosotros que Dios puede poner santidad a nuestro favor (2 Cor 5:21) 1 Corintios 6:11 dice "ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios" Ahora somos llamados santos y la palabra griega para esto en las Escrituras realmente significa "los sagrados"

Así que por la gracia de Dios somos santos posicionalmente. Pero sin embargo en la práctica todavía no actuamos muy a menudo de esa manera. Pero la Biblia dice "sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir" (1 Ped 1:15) y "Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo" (2 Tim 2:19) Necesitamos estar separados de la forma en que el mundo vive. Necesitamos que otros sepan que hay una diferencia en la forma de vida del cristiano.

Cuando vivimos vidas santas, tenemos paz "No hay paz, dijo mi Dios, para los impíos" (Isa 57:21) y Dios nos disciplina "para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad" (Heb 12:10) Y esa disciplina "da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados" (v11)

Si te falta paz quizá hayas dejado que el pecado se interponga entre tú y Dios. Si es así, sigue el ejemplo del rey David en Salmos 51:9-10 y ora por un corazón limpio. Y deberías también pasar más tiempo con aquellos que viven vidas santas (Prov 13:20 y 1Cor 15:33)

Por John MacArthur

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