lunes, 9 de julio de 2012

Humillación y Exaltación de Cristo (Por Claudia Torres)

Humillación y Exaltación de Cristo

Filipenses 2:1-11 
Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.

Dios, siendo Dios, se hizo hombre… cuán grande muestra de humildad es esa, ¿Cuántos de nosotros buscamos y aceptamos la humildad?, piensa en tu vida y busca las veces en que has decidido ser humilde, ¿son tantas como las que te gustarían que fueran?, a mi me cuesta ser humilde y humillarme en todo momento. Cristo es mi consolador, pero no siempre quiero consolar al que sufre; Dios es el amor mismo, pero no siempre quiero amar a los más cercanos a mí; busco la comunión con el Señor, sin embargo no tengo tiempo para buscarle; no hay mayor afecto para mí que el que viene del Padre y no siempre muestro afecto para con los demás; el Señor renueva su misericordia cada día para conmigo, sin embargo no tengo misericordia con mis hermanos. Como hermanos en Cristo debemos buscar esa comunión de humildad entre nosotros, de manera unánime, viéndonos como menores a los demás, no buscando el beneficio propio, si no  buscando la gloria y honra del que nos amó primero. 

Más allá de lo que nos hemos convencido que somos, más allá de los que un ministerio nos ha dado, más allá de lo que la gente nos dice que hemos logrado, más allá de lo que hasta ahora tenemos, la obediencia a Dios es gran muestra de nuestro amor por Él y ser obedientes nos lleva a ser humildes, a despojarnos de nosotros mismos como Jesús lo hizo, considerando que despojar es privarse de lo que uno tiene, Jesús se privo de lo que Él es, de ser Dios, por obediencia y amor al Padre, busquemos imitar a Jesús siendo obedientes, amando a Dios, despojándonos de lo que somos, siendo humildes de corazón y en búsqueda de esas cosas valiosas que son las eternas. 

Jesús fue exaltado hasta lo sumo por esa obediencia y humillación, por lo cual el Padre le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre. Busquemos que la obediencia y la humildad nos lleve a la recompensa eterna, para que nuestro nombre no sea borrado del libro de la vida, para que seamos encontrados gratos ante Dios, que el Espíritu Santo nos guíe para que esto sea una realidad en nuestras vidas.

Gloria a Dios por habernos atraído a Él, por poner tanto el querer como el hacer en nuestra vidas, por haber dado la mayor muestra de amor por nosotros, por renovar su misericordia cada día, por ser el amor mismo, gracias por ser nuestro hermoso Dios.

Por Claudia Torres
@CloeTowers

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tus comentarios Dios te bendiga.